La escena causó cierta sorpresa, y quizás alguna conjetura errónea en los testigos. Un camión con semirremolque estacionó frente al Palacio Vasallo, sede del Concejo Municipal, y se marchó cuando un grupo de empleados le cargó una módica montaña de computadoras (foto). En rigor, se trató de la disposición final de más de cien kilos de chatarra electrónica, es decir, equipos informáticos en desuso. Desde el Parlamento Chico se informó que la medida obedeció al Plan de Trabajo 2016 implementado por la titular del Cuerpo, Daniela León. La concejala del Frente Progresista relacionó esta tarea con los criterios que adoptó en enero de este año en el marco del Programa de Adecuación Edilicia que diseñó junto con varias instituciones y que actualmente está en marcha: "Sabíamos que la infraestructura del Concejo Municipal no cumplía con dos principios básicos que, en lo personal, considero esenciales: la sustentabilidad y la accesibilidad. Ambos principios tienen relación con estos edificios históricos, que fueron originalmente ideados para otras funciones, y cuyo diseño es anterior al impacto del cambio climático. En enero hicimos un relevamiento y encontramos una situación crítica que nos llevó a elaborar el Plan de Trabajo que estamos realizando. El Palacio Vasallo y el Anexo Alfredo Palacios estaban al borde del colapso. Con asesoramiento de profesionales y organizaciones especializadas en estas problemáticas nos pusimos a trabajar. Pero aprovechamos la crisis como una oportunidad para cambiar la perspectiva. Los edificios del Concejo ahora van a ser amigables con el ambiente", explicó León. De acuerdo con los estudios realizados al asumir la Presidencia, León enfrentó un grave problema provocado por sucesivas incorporaciones de equipos de climatización, comunicación e informática, realizadas sin planificación previa. Esto se tradujo en mayor consumo de energía y en la sobrecarga de tendidos y conexiones sobre las paredes del Palacio Vasallo, que está catalogado como Patrimonio Histórico de la ciudad. "La incorporación, el uso y el recambio de tecnologías, sumaron exigencias enormes para el edificio -señaló- y la chatarra electrónica constituía uno de los aspectos más complejos". En ese sentido, la presidenta del deliberante local apuntó que "como en muchas oficinas, como en muchos hogares y establecimientos, el Concejo venía acumulando las computadoras y periféricos descartados. La evolución tecnológica obliga a la renovación de equipos, pero los residuos de artefactos eléctricos y electrónicos constituyen un problema muy delicado", culminó.