La venta directa de cosmética, lencería y juguetes sexuales se propone como una opción no traumática para las mujeres. "Se diferencia del sexshop, que fue creado por hombres para hombres", consideró Laura, propietaria de la empresa Sexto Sentido. "Esos comercios son oscuros, difíciles de entrar, no hay forma de obtener asesoramiento", abundó, para aclarar: "Acá se trata de darle otra vuelta, llevar el sexshop a la casa de la gente, con una estética que no dé vergüenza", expresó Laura. Una mujer que se quedó con ganas de ir a la reunión lo confirmó. "Nunca fui a un sexshop, ni lo haría, pero una reunión así, me encantaría, está hecho especialmente para las mujeres", consideró.

Laura es psicóloga y elije el anonimato "para resguardar la intimidad". Al comenzar con este emprendimiento mucha gente decía "viste que Laura se abrió un pornoshop" y ella sentía que se desvirtuaban todos sus esfuerzos por proponer una estética y una ética (que el juego sexual merece estímulos). "Es un concepto difícil de explicar", reconoció y enfatizó que "no tiene nada que ver con la pornografía". La apuesta es bien diferente: "Trabajamos la estética, la sensualidad". El proyecto de Sexto Sentido nació hace un año y medio pero se materializó hace tres meses. "Es una tendencia muy instalada, como pude verlo cuando estuve de viaje", explicó, y contó que uno de sus objetivos es formar una red de vendedoras en Rosario, que pueden contactarse a través de la página www.sextosentidoweb.com.