Mar 23.01.2007
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › AUTENTICO PIONERO DEL ARTE LOCAL

El que surge del olvido

› Por Beatriz Vignoli

Pocos rosarinos recuerdan porqué se llama pasaje Escultor Blotta el ex pasaje Mercado, situado en bulevar Rondeau al 2100, cerca de su monumento a Alberdi. El intercambio de esos nombres parece una ironía del destino, como se verá. Pero por fin, respondiendo a un clamor surgido hace casi exactamente un año desde este mismo diario, Rosario rescata del olvido al pionero de su actividad escultórica. El año pasado, a 30 años de su muerte, por iniciativa de Horacio Ghirardi, el Concejo Municipal le otorgó el título de "Artista Distinguido Post Mortem" en la sesión ordinaria del 20 de abril. Y en mismo decreto se instruyó a la Secretaría de Cultura a publicar un libro alusivo que se presentará este año en el marco de una muestra antológica.

En una invalorable serie de entrevistas que el escritor Luis Ernesto Aguirre Sotomayor le hizo en 1970, Blotta evoca cómo en 1913 realizó su primer bajorrelieve, un retrato de Tolstoi. En un artículo publicado en 1933 en la revista Cinema, firmado por Osvaldo Vargas Molteni, Blotta recuerda cómo lo mostró: "A falta de verdaderos salones de exposición artística elegí la vidriera de una librería". Por 1913 Blotta organizó la primera muestra de arte nacional en Rosario, en la pinturería La Casa Blanca (Córdoba 911). Luego organizó otra exposición, para la cual trajo de Buenos Aires cuadros de Walter De Navazio, de Malharro y otros, y en la que presentaban obras artistas locales como Bertolé, Guido, Caggiano, Cochet y Musto. Todo esto consta en la que los historiadores consideran la primera historia del arte de Rosario, un artículo de puño y letra de Blotta en La Nación del 4 de octubre de 1924. "Blotta une a su mérito como escultor, el de haber actuado intensamente en la organización de los primeros salones de pintura que hubo entre nosotros", recordó Cochet en un homenaje en vida que recibieran por iniciativa del entonces intendente, Dr. Pablo Benetti Aprosio.

"El escultor Blotta es la negación del mercantilismo y sus presupuestos son famosos", consignaba una página de dicho diario porteño en 1922. Allí se comenta, en una referencia mixta a su Alberdi y a su Beethoven: "Tiene Rosario un monumento que es de Blotta por entero, incluso la mano de obra y el material, como que personalmente acarreó los bloques de mármol y piedra y los llevó luego a la rastra por la ciudad". Son más de 300 las obras que Blotta, desilusionado de los salones según su propia versión, prácticamente donó a los espacios públicos de Rosario. El no lo decía pero, en realidad, fue marginado de los salones municipales por motivos políticos con la excusa de una acusación de plagio. Sin embargo el Dante Alighieri frente al colegio homónimo, el Alberdi en Ciencias Económicas, la Rosalía de Castro de Oroño, el José Hernández del Rosedal y el de la Plaza José Hernández, el Pasteur frente a Medicina, el omnipresente Monumento a la Madre, salieron de sus manos. En total, según el inventario de sus nietos Luis y Andrés Blotta realizó más de 600: pueden hallarse en Resistencia y por todo el país. Hay también esculturas en la catedral de Asunción y otros sitios del Paraguay, en su paese natal Morano Calabro (Italia), y hasta una placa votiva a la poetisa gallega Rosalía de Castro en Santiago de Compostela.

Erminio Blotta mantuvo con dignidad a su familia gracias a su arte funerario en el cementerio El Salvador. Esta cronista, nieta suya, recuerda su taller en la cortada Marcos Paz, donde el sillón de su estudio retuvo muchos años el aroma de los toscanos paraguayos que fumaba con fruición; allí se conservan sus yesos y, en el patio, un pesado busto de San Martín contiene a veces entre sus brazos un laguito de lluvia.

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