CULTURA / ESPECTáCULOS
Así como en la entrevista concedida a este medio (con motivo de la última visita de Divididos a la ciudad, el pasado 28 de abril) Diego Arnedo analizó a la reunión de los ex Sumo en el estadio de River Plate como un hecho único e irrepetible --"Quedó asentado como un segundo duelo, como corporizar visiblemente el faltante"--, para Daffunchio aquel encuentro en el marco del Quilmes Rock 2007 no acallará los pedidos de retorno. "Creo que ahora alimentó a un montón de gente, a empresarios, que ven lo que se podría hacer, porque todo el mundo dijo que estaba buenísimo. Nosotros nos dimos el gusto de tocar juntos, no fue más que eso. Fue muy informal, fue divertido, no hubo historia. Creo que para mí lo más importante de esa noche fue el show de Las Pelotas. Lo de Sumo fue muy divertido, pero podríamos haber tocado en la casa de Diego todos juntos y también nos hubiéramos divertido. Luca se murió en el mejor momento de Sumo y nunca habíamos vuelto a tocar juntos. Pero tampoco quisimos preparar nada o ensayar. Era lo que era. Y la química fue lo que se vio. Después lo que pase en el futuro no lo sé", expresó como dejar un final abierto a una historia que -a no dudarlo- es de las más poderosamente míticas dentro de las historia del rock nacional de los últimos años. Cuando Luca murió, con él se fueron los nuevos aires insuflados a esta música argentina, o a la manera de hacerla aquí, al menos. Pero de las esquirlas de aquella explosión se siguen creando canciones que a su vez marcaron nuevas historias, nuevos estilos. Pero la nostalgia tiene su propia dinámica, y no hay sector del público rockero en el país que no pagaría lo que sea para ver de nuevo a Sumo en vivo, por más que Luca ya no esté.
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