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Nuevamente un suplemento de la larga lista de “lo que no queríamos hacer”. No nos gusta hablar de enfermedades, de desgracias y mucho menos reírnos de la enfermedad. Pero el humor siempre tiene que ver con lo que angustia, con lo que preocupa, con lo que no funciona o funciona mal. Con lo que debería estar ahí y no está, o con lo que no debería estar ahí, y sí, está. Con las cosas que hacemos las personas para creer que estamos haciendo todo bien, cuando estemos haciendo todo mal. Con las teorías, los mitos, las leyendas urbanas, las supersticiones, los fraudes, los curros, las falsas alarmas. Las encuestas. Las promesas que no se cumplen. Los pronósticos apocalípticos. Los que lucran con el miedo de los demás.

Por eso, lector, los mismos que hasta hace una semana le decían: “Póngase un preservativo y dos gotas de lavandina antes de emitir su voto”. Ahora le dicen: “Póngase un barbijo blindado, vaya con tres rottweilers y una cerradura computarizada en el tujes antes de salir a la calle, para no agarrarse la gripe”.

Y es obvio que los recaudos son otros. Pero cada uno vota como mejor le parezca, y se cuida de la gripe como puede. Cada uno hace de su casa un bunker, de su familia un comité, de su cerebro una repetidora de TV. Mientras tanto, nosotros trataremos de contagiarle una carcajada, o una sonrisa.

Hasta la semana que viene, lector.