Sábado, 10 de abril de 2010 | Hoy
Por Rudy
Aver... a ver... a ver... o mejor, a escuchar, a escuchar, a escuchar... o... ¿qué verbo usar, qué sustantivo subrayar, qué adjetivo calificar, qué adverbio, qué artículo, qué palabra sería la indicada, la adecuada, la idónea para poder explicar lo que ocurre en mi Buenos Aires querido cuando yo te vuelva a ver, ya no habrá más penas, ni vaquitas, ni trapitos, ni pistolas taser, ni escuchas telefónicas, ni finopalacios al frente de la metronapolitana, ni diluvios de tres gotas de agua? Digamos, que todo está taan confuso, como un cambalache se ha mezclao la vida. Fíjese: por un lado, el mismísimo gobernador de tan autónoma ciudad está siendo citado por la Justicia para que aclare qué tiene que ver con las escuchas truchas que lucran e involucran a agentes e inocentes. Para Mauricio el juicio tiene vicios de inicio. Después decide el juez, mas, hecha la sospecha la gente se resiente: ¡Que hablen los culpables! proponen y se oponen bastantes habitantes. Y usted, que nos estima, perdone por la rima.
Y en el otro rincón: los trapitos. Los cuidacoches, los limpiavidrios. As quien parece que Mauricio quiere ver en el mismo lugar donde algún juez parece querer verlo a él, mientras él quiere verse a sí mismo con la banda puesta a nivel presidencial, por lo cual se acaba de separar de su ex socio, el hombre que tenía un plan, parece que su plan consistía en decir que tenía un plan, sin aclarar, jamás de los jamases, la letra chica de dicho plan. Digamos entonces que Mauricio está en problemas, a pesar de no ser más el presidente de Boca. Al parecer, nadie quiere sacar los trapitos al sol, pero el gobierno de la ciudad, al menos eso nos hace creer, quiere meterlos a la sombra, como alternativa benéfica a la simple y lisa idea de matarlos, eso siempre según lo confesara el propio interesado en entrevista televisiva.
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