Si mayo fue un mes patriótico, ¿qué podemos decirle de junio, lector? Además de “el Bicentenario”, queremos festejar “el Tricampeonato”, demostrar que no solamente podemos ser libres, que no necesitamos gobernar en nombre de Fernando Séptimo ni del FMI, que no solamente podemos ser independientes de España y de toda otra dominación extranjera, sino que, además de ademases, podemos ser Campeones Mundiales. Que no solamente podemos zafar de la crisis que afecta a Europa, las guerras que afectan a Asia y Africa, la “visión de armas de destrucción masiva, existan o no” que afecta a parte de los EE.UU., y los distintos mesianismos político-económicos o religiosos que afectan a miles de millones de ser humanos..., nuestro único mesianismo es con Messi (¿será el enviado de la mano de Dios?), quien con Tevez e Higuaín (o Milito) esperamos que sean tres reyes, o al menos magos, y que nos traigan de regalo muuuchos goles.

Y nosotros, a su vez, dejaremos nuestros zapatitos, nuestras camisetas, nuestros gorros, banderas, vinchas, todo dispuesto a festejar, como cuando éramos chicos y era 6 de enero. Y también nuestras empanadas, nuestras pizzas, nuestras picadas, nuestras medialunas, nuestros asados, nuestros chop sueys, nuestros sushis, nuestras paellas y nuestros knishes de papa, que a la hora de ser campeones. En lo gastronómico también traemos refuerzos de Europa, Asia o donde sea.

Vamos vamos, Argentina, vamos vamos a ganar, haciendo goles, pasando la pelota, entendiendo que a los rivales hay que ganarles (y por goleada si se puede) pero sin destruirlo ni destruirnos. Ganemos reconociendo que todos jugamos a lo mismo, aunque cada uno juega de manera diferente. Ganemos dejando que cada uno se case con quien quiera, y que los que no quieran, no se casen, ganemos despenalizando lo que hay que despenalizar, y penalizando lo que hay que penalizar. Pongámosle una tarjeta amarilla a los que juegan al ajuste, y usemos la primera, la tercera y las reservas, si eso nos hace un mejor equipo.

Hasta la semana que viene, lector.