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Lector, lector, parece que finalmente tendremos una guía, una luz en el camino, una solución para todos los problemas de los argentinos. ¡El GPS nacional! Fíjese que con solo enterarse de la noticia, ya le ganamos por goleada a España, que hace solamente dos meses salió campeón del mundo, quizá porque ellos hace rato que tienen su propio GPS (dicen que se llama Paul y tiene forma de pulpo, no sé).

Pero vea qué bueno, lector, no tener que preocuparse más por nada... Porque... es un GPS argentino, así que sabe hacer de todo, y lo que no sabe, lo improvisa: ¡usted quiere conocer a una bella señorita y no sabe qué decirle? El GPS le dirá: “Preguntale de qué signo es, si estudia o trabaja, si siempre viene a esta biblioteca, si cree en el amor a primera vista, oído o tacto, si le gusta el sexo con desconocidos”, y otras geniales ideas que harán que la señorita caiga rendida a sus pies, o bien, lo haga caer a usted de una trompada. Lo mismo, viceversa: “Ese chico me gusta y no sé qué hacer”, el GPS te propone: “Llamalo cada 10 minutos, hacete la indiferente (y/o las dos cosas en simultáneo), decile que te gustaría pasar una noche con él (aunque no sea ésta), preguntale si se quiere casar con vos, o ‘¿nosotros qué somos, me querés, me traerías la luna?’ y otras armas de seducción que ningún varón que se precie de tal podrá resistir”. El señor se le acercará o se le alejará, pero lo que es seguro es que no se quedará quieto ante su requisitoria.

También servirá para conseguir trabajo, cambiar de trabajo, jugar mejor al fútbol, al truco y al tute, bailar tango, hacer asado (“¡atención, ya están los choris, ya está la morci”, gritará el aparatito cerca de la parrilla), distinguir buenos vinos de otros berreta, y reconocer el relleno de las empanadas, las mujeres histéricas, los hombres fóbicos, los técnicos chantas y los perros rabiosos.

Así que, lector, prepárese que se viene, se viene.

Hasta la semana que viene.