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Es increíble, lector, realmente increíble, lo que nos está pasando, a los argentinos, a los latinoamericanos, a los terrestres en general, y, por qué no decirlo, a todos los seres humanos que, del bing bang, o del Génesis (cada uno sabrá) para acá, se nos dio por vivir en este planeta, o quizás en algún otro que ande por ahí. Lo que impresiona, y de verdad impresiona, es el cambio, la manera de cambiar, de ser de una manera, y luego de otra, de otra, de otra... de Neanderthal, Cromagnon, Homo erectus, Homo eróticus (decía Lando Buzzanca en los ‘70), Homo faber, Homo sapiens, and now, now... ¡¡¡Homo Twiteer!!!

Yes, sí, oui, todos unidos twittearemos, y como siempre daremos, un grito de corazón, “emoticón, emoticón”. Así es la cosa, querido lector, cuando estamos a 23 años de la era SátiraI12, lejos de aquel 1987 en que los diarios se escribían a máquina, se diagramaban a mano y se leían solamente en papel. Ahora la cosa es por email, PC, Internet y la nueva joyita de la corona... ¡¡Twitter!!

Usted tiene 140 caracteres para informarle al mundo de qué va su vida. En qué anda, qué quiere, qué le pasa, qué quiere decir, cuáles son sus mayores deseos, sus necesidades, sus amores, sus odios, sus metas... Si le parece que 140 caracteres es poco para todo eso, piense que, seguramente, dentro de poco tiempo van a inventar un sistema que solamente le permita 20, 10 o quizás menos caracteres. La vida se sintetiza, lector, y cuanto más complicada, más simple, al punto de que usted, sin moverse de su casa, va a tener un montón de información que no le interesa ni le importa, pero no importa, porque a nadie le va a importar que le importe.

Y así de simple va a ser también la política. Senadore/as, diputado/as, lídere/as mundiale/as, todos comunicados, todos sabiendo lo que hacen todos, desterrando para siempre al rumor malicioso, gracias al Twit...

Ya lo sabe, ya lo sabemos... ¡uy, me pasé de los 140 caracteres, ¿no? Ah, bueno, cierto que esto es papel...

Nos vemos la semana que viene, lector