› Por Rudy
Algunos de los que hacemos SátiraI12 tuvimos de compañera de escuela a una vaca vestida de blanco que se acomodó en el primer banco, a pesar de que no estábamos en Humahuaca, y aunque era muy vieja muy vieja, y estaba sorda de una oreja, queríamos que, como una abuela, nos cuente cuentos en camisón. Otros mirábamos un partido de ping pong, y la pelotita saltarina nos llamaba mucho la atención, pero, humoristas al fin, la mirábamos por las dudas, con intelectual reprobación. Antes de que fuera shopping, los de Sátira estuvimos un día en un bazar, y todo eso y mucho más quisimos comprar.
Y alguna vez nos sentimos como sobrevivientes que vuelven de una guerra. Y sin duda, una vez y otra vez y otra más, entonamos la fiel serenata mientras al Este y al Oeste llovían una flor y otra flor celeste del jacarandá; y nos creímos en París en el Teatro Colón, o en los libros de Plaza Lavalle, pero en realidad estábamos en Pehuajó, de donde partimos un poquito caminando y otro poquitito a pie, cuando alguien nos dijo: “Dame tu mano, y vamos ya”.
Más de uno de nosotros habrá intentado cazar viva a una naranja, y se habrá curado con la vacuna lunalunalú. Cuantas veces estuvimos invitados a tomar el té, con la reina y el rey, un oso de miga y otro de papel, pero hoy ha llegado un gran señor que tiene la sartén por el mango, y el mango también; y mientras nos preguntábamos por dónde andará el manubrio azul, y si los ejecutivos son realmente tan vivos o siempre tienen razón.
¿Quién no tuvo un ojo en compota, como doña Gaviota, o un chichón como el perro salchicha, quien no se conmovió escuchando la música del señor Juan Sebastián?
¿Quién no tuvo en esta pálida ciudad tanta soledad, o pensó que ya no tiene más nada que hacer y ya no hace nada? ¿Quién no sintió que le duele si se queda, pero se muere si se va?
Por todo eso, y mucho más, esta semana no nos queda otra cosa que evocar a nuestra propia infancia, adolescencia, paternidad. En la vida de todos nosotros, un día que para cada uno fue otro, pero para todos fue el mismo, apareció María Elena Walsh. Y todo fue más divertido.
Y ahora, a seguir cantando. Hasta la semana que viene.
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