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Ay, lector, lo clásico ya no es lo que era. Ni siquiera “el clásico de los clásicos”, aquellos Boca-River que hacían estremecer al país, hoy son superados por un buen Lanús-Banfield, para no hablar de un Estudiantes-Vélez. No, lo clásico ya no es como era.

- Antes los chefs cocinaban, creaban, inventaban, eran verdaderos Picassos, Dalís, Bachs de la cocina. Ahora les cambian los nombres a las comidas que ya existen... “Te llamabas ensalada mixta, te vas a llamar mezclum de verdes”, y le tiran el santo óleo, o bien aceto y limón, ¡es como un bautismo!

- Antes los chicos eran inocentes, ahora tengo un vecinito de siete años: cree que Dios formateó al mundo en seis días, y que Amén quiere decir “enter”. El otro fue al campo, escuchó un gallito cantar y dijo: “Paaa, un celular”. Me contó que fue a la iglesia a confesarse, le dijeron “cabina 8, hijo mío”.

- Antes los chicos y las chicas se conocían en un baile, en una fiesta, en un cine, en una clase. ¡Ahora en una sala de chat! En una sala de chat, uno habla con alguien que no sabe quién es. Ni esa persona sabe quién es uno... en un lugar que no existe. ¡Ni siquiera sabés si es una persona, un robot o un delfín muy inteligente! ¡Es como una cita a ciegas, pero sin sexo real, todo virtual! El paraíso de la histeria. Si has sido una buena histérica toda tu vida, cuando te mueras irás a una sala de chat. Se ve que la gente está cansada de ser herida por alguien que conoce, y ahora prefiere que la hiera alguien que no conoce. “¡Hola, me llamo José, quiero calentarme, calentarte y después desconectarme y desconectarte.” “¡Ay José, es lo más romántico que me dijeron en los últimos 10 años!”

Por eso nosotros, los que hacemos SátiraI12, nos animamos a hacer un nuevo suplemento sobre lo clásico, porque todo cambia, aun lo que se supone que no. Y ahí vamos, lector. ¡Tan novedosos y clásicos como siempre!

Hasta la semana que viene.