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Lector, lector, ¿usted ya se decidió? Digo, ¿ya decidió en qué interna va a participar? ¡Vamos, no se quede atrás! Mire si cuando se decide todos los lugares de esa interna ya están ocupados, y le dicen que va a tener que espera a la interna que viene... ¡¡¡Las internas están de moda, lector!!! Son “lo fashion” hasta que alguna otra interna decida que otra cosa “le gane la interna a la interna” y entonces la interna deje de ser. Pero por ahora, la interna va, ¡de todas maneras va!

¿Será que nos gusta competir, lector? ¿Será que nos gusta ganarle a alguien, ser aunque sea el “mejor mediocre”, el “hombre al que menos mujeres le dan su teléfono”, “la mujer a la que más tipos le dijeron ‘te llamo’ y después no la llamaron”? ¿Quiere usted ganar la interna y tener que servir el café a todos en la oficina durante un año para agradecer los votos? ¿Y en casa? ¿Tiene usted una interna con su cónyuge sobre el lugar de veraneo, el colegio de los chicos, o la postura sexual? ¿Está aliándose con su perro contra su gato y los helechos? ¿Se quedó usted embarazada para ser “dos contra uno” a favor y ganarle todas las decisiones a su marido? ¿Está tratando de ganar la interna del consorcio, del club, del convento, de la asociación psicoanalítica?

La interna está de moda, lector, y está bueno, porque eso implica discutir, polemizar, debatir, disentir y consensuar. ¿Y sabe qué? ¡También implica hacer chistes, como queremos demostrarle en este suplemento, si usted nos elige!

Nos vemos la semana que viene, lector.