› Por Rudy
¡Lector, otra vez estamos de aniversario! ¡Quién diría, ¿no?, en aquel lejano septiembre de 1987, cuando estábamos donde estábamos, que 24 años después íbamos a estar donde estamos!
Porque, a ver, no sé si usted se acuerda, pero en esa época en los EE.UU. estaba Ronald Reagan de presidente, y había una tremenda crisis económica, un “viernes negro”, no como ahora, que está Obama, y el viernes, a lo sumo, podrá ser “afroamericano”. En cuanto a la crisis, bueno, hay, pero es otra, o es la misma, ¿o será la hija? ¡¿Uy, será como Alfonsín!? ¡Será la “crisis Ricardito”?! Ah, no, pero ellos a las crisis no les ponen nombres de persona, a los huracanes sí, para hacerlos más simpáticos. Para que después un tipo pueda decirle a un amigo: “¡Uy, mirá lo que me hizo Irene (el actual)!” mostrándole su casa destruida, y el amigo le responda: ¡”Yo te lo había dicho, nunca debiste casarte con ella”!
En serio, el ponerle nombre de mujer a las catástrofes, ¿será una respuesta machista a tanta violencia “de género”? Algo así como “Bueno, las mujeres también pueden ser violentas, arrasan con todo, no te queda nada”.
Las crisis económicas, en cambio, son “productos de exportación”. Quiero decir, en general, los países del Primer Mundo producen crisis maravillosas, enormes, y como ellos no las necesitan, las venden. ¿A quiénes? ¡A Europa! Los europeos ya le compraron una, en 1930.
Pero después del ‘45 decidieron que podían crear sus propias crisis, y tienen, en ese sentido, una economía proteccionista, se juntaron entre todos y crearon una crisis impresionante, que abarca desde España y Portugal, a Grecia, Irlanda, Italia. Incluso Gran Bretaña, que no participa de la organización, pero a la hora de la crisis no se quiso quedar afuera.
¿Y entonces a quién venderle la crisis norteamericana? “Lector, usted ya sabe a quién, ¡¡hace 24 años que nos conocemos!! ¡¡¡La de crisis que habremos pasado juntos!!! Claro, a Latinoamérica, a nosotros, a Brasil, a Uruguay y lo que les sobra, a Asia, a Africa ¡a la hora de exportar sus crisis, los norteamericanos no le hacen asco a nadie, son políticamente correctísimos, es más, se ofenden si no se las querés comprar ¡y la historia nos ha demostrado que es muy peligroso cuando se ofenden, y que los que no compraban “crisis económica” terminaban comprando “ayuda militar”, ¡mucho más cara!
Y ahora, y ahora, otra crisis más. Pero esta vez, parece que es distinto, parece que, por el huracán, por la historia, por lo que sea, la están consumiendo ellos mismos. Le podrían haber puesto un nombre de mujer: “Marilyn?”, “Michelle”, “Angelina”, “Sarah Jessica” (y filmar la serie Crash and the city), o, si quieren “Brad”, un nombre masculino con sex appeal, esas cosas siempre suman y sirven a la hora de filmar la película.
El tema es que Europa también está en crisis, que se podría llamar “Alain”, “Charlotte”, “Jean Paul”, “Silvio” o como quieran. Es claro, eso sí, que esta vez están compitiendo duramente con los norteamericanos para ver quién tiene la crisis más grande.
Llamativamente, las dos crisis parecen basarse en los mismos principios: bastantes años de neoliberalismo, de creer que se puede “vivir a crédito”, fomentar “lo privado”. Y no menos extraño, parece que tienen la misma prepaga que teníamos nosotros hasta que tuvimos que dejar de pagarles en 2001: El FMI. Y parece que ese médico usa siempre la misma receta: “Un ajuste cada ocho horas, oral, sublingual, fiscal, salarial o rectal, por donde se pueda”.
Incluso Chile, nuestra hermana trasandina, parece que compró la misma receta, y no la está pasando bien tampoco.
¿Será la hora de cambiar de médico? ¿Será el momento de la medicina preventiva? ¿Será el momento de vacunarse produciendo anticuerpos, en vez de comprar globulinas y globos ajenos? Hay gente que dice: “¡¿Cómo vas a hacer eso, no ves que te aísla del mundo?!” y otros les contestan “¡Y si el mundo está en semejante crisis, ¿no es mejor estar un poquito aislados, cosa de no contagiarse?” pero siempre hay gente que cree que “si Europa y EE.UU. están enfermos, lo mejor que nos puede pasar es estar enfermos, porque es fashion y cool”.
La verdad, como siempre, nunca se sabe lo que va a pasar, pero nosotros estamos cumpliendo 24 años, lector. Desde el primer sábado de septiembre de 1987, aquel día, justo antes de las elecciones a gobernador y diputados, las que Cafiero le ganó a Casella (en Buenos Aires), mientras el Plan Primavera parecía más de invierno que otra cosa, en la URSS (para los más chicos, un país que existió desde 1917 al ‘89) había Glasnost y Perestroika. Acá aparecían carteles “Menem presidente de los argentinos”, en EE.UU. había crisis e Irangate, y todos, pero todos, teníamos 24 años menos.
Brindamos por un nuevo año, lector, alzamos nuestros chistes, como siempre. Hasta la semana que viene.
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