Sáb 10.09.2011
satira

Hoy Sátira Hoy

› Por  Rudy

Lector, lector, cómo le va..., ya estamos entrando en nuestro año número 25..., ¿se puede creer? Como solemos decir..., ¡pasamos tantas cosas juntos! ¿Se acuerda hace diez años? Ah, ¿no quiere ni acordarse? Pero lector, no está mal acordarse, porque así uno no repite los mismos errores, en todo caso comete otros, nuevos, flamantes. ¡Los seres humanos somos increíblemente creativos a la hora de cometer nuevos errores, somos capaces de sorprender al mundo con un equívoco original, o que al menos “hace rato que nadie cometía”. Pero para eso hay que tener memoria, lector. O si no, al menos un buen archivo.

Claro, porque ¿quién es capaz de acordarse de tantas cosas? Porque, supóngase, del “once de septiembre de 2001” nos acordamos todos. Mucha gente recuerda qué estaba haciendo en ese mismo momento: “paseando al perro, llegando tarde a la oficina, haciendo el amor con la vecinita de enfrente, discutiendo con su esposo, recibiendo una factura de luz, enojándose con el gobierno, enojándose mucho con el gobierno, etc.

En cambio, del día anterior, del diez, ¿quién se acuerda? Ah, usted se acuerda, ¿ese día estaba enojándose con el gobierno? ¡Qué memoria, lector, qué memoria! Sí, ya sé, entiendo, eran los tiempos de De la Rúa, “dicen que era aburrido”, pero nos tenía a todos bailando al son del “riesgo país”. ¿No se acuerda usted lo que era el riesgo-país? ¡Qué suerte tiene usted, lector, qué suerte, está buenísimo que no nos acordemos de eso, porque en esos tiempos eran una pesadilla de Kruger, que no era Fredy, sino Anne, “Doña FMI”.

¿Vio cómo está Europa ahora? ¡No, no Alemania ni Francia, sino Grecia, España, Portugal! Bueno, así estábamos nosotros..., no, no estábamos en el primer mundo disfrutando el euro, estábamos “convertibles”, se acuerda: un peso = un dólar. El peso valía mucho, el que no valía nada era uno. No éramos “indignados” sino “acorralados” .

El riesgo país era “el interés que había que pagarle al Fondo Internacional en caso de que nos diera un préstamo. En realidad no tendríamos que habernos preocupado por eso, si “nadie nos iba a prestar un mango”, pero el problema más que el mango era el Mingo, que declaró la “intangibilidad de los plazos fijos” y eso lo cumplió. Los plazos fijos se volvieron intangibles, sobre todo para sus dueños. Los únicos que podían sacar guita de un banco eran los chorros. Pero para eso falta, eso fue en diciembre.

En septiembre de 2001. el 11, mientras los argentinos homenajeábamos a Sarmiento, y los chilenos se acordaban de Pinochet, una tragedia conmovió el mundo: dos aviones se estrellaron y derrumbaron las Torres Gemelas, allá en New York.

A partir de ese hecho, se desató “otro mundo”, donde la “portación de turbante” era signo de sospecha. Y hubo guerras, y petróleo. Y Bush. Y de todo eso nos acordamos hoy. Y queremos compartirlo con usted. A nuestra manera.

Nos vemos la semana que viene, lector.

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