Sábado, 17 de septiembre de 2011 | Hoy
Por Rudy
Bueno, lector, creo que es hora de que hablemos de lo importante. Ya tenemos 24 años, tenemos que madurar, que laburar, que encontrar nuestro camino en la vida, en el duro mercado laboral de los suplementos de humor. Quizás usted se ría, pero ¿sabe lo difícil que es conseguir trabajo, para un suplemento de humor?
Por ejemplo, uno va a una revista francesa y le dice: “Tengo 24 años de experiencia como suplemento de humor en un diario prestigioso de la Argentina”, y le dicen: “¿Maneja Excell, Word, habla chino, conoce las redes sociales, tiene algún tío petrolero, cómo se lleva con las traducciones del swahili al indu? Y entonces uno recula. Y se dice “qué importante que es la educación, ojalá mis padres me hubieran mandado a aprender mandarín, zapateo portugués, teatro mongol y artes marciales australianas...”.
La educación... siempre la educación, y desde que existe la educación, existe la discusión sobre cómo debe ser la educación. Parece que hace algunos siglos estaba mayormente en manos de la Iglesia: todos sabían latín, nadie creía en esas extravagancias de que la Tierra fuera redonda y el hombre descendiera del mono y la mujer de la mona, y sobre todo no había denuncias de abusos (denuncias, no había).
Pero, ¿vieron cómo es la gente? Parece que a algunas personas, quizás algo soberbias (todos sabemos que ese es un pecado) se les ocurrió que, en vez de dejar todo en manos de Dios, como indicaban los libros de estudio hasta entonces (lo que abarataba los libros, y una sola página: “Dejen todo en manos de Dios, que El sabe” y listo, y era más fácil aprobar un examen ya que era lo único que había que saber), digo, en vez de eso, producir y transmitir conocimientos varios, “made in personas”. Estos conocimientos no serán perfectos, pero son nuestros y los queremos. Así se han ido desarrollando las ciencias, las artes, y todo eso. Y hace unas décadas, en la Argentina se discutía ¿enseñanza laica, o libre?
Pero la discusión es mucho más amplia. Por ejemplo, en Chile, desgracias a Pinochet (sí, no puedo decir “gracias” en este caso) la universidad es para todos... los que la puedan pagar, Y los que no, que saquen un crédito, que los bancos también tienen derecho a ganar plata. La enseñanza podrá ser mejor o peor, no lo sabemos, pero seguro que es mucho más cara. Y también, por lo que nos enteramos, excluyente: ¿será esa la mayor enseñanza de ese sistema, que “la educación no es para todos”?
No lo sabemos, pero lo que sí vemos es que hay mucha gente disconforme con esa enseñanza. “No les gusta aprender”, dirá algún recalcitrante viendo el movimiento que hacen los jóvenes chilenos para..., justamente, poder estudiar.
En la Argentina hay muchas opiniones al respecto, algunas favorables al modelo de Chile, extrañamente silenciosas sobre ese tema luego del 14 de agosto (vaya uno a saber qué les pasó ese domingo), otras mucho más inclusivas. Otros, que van más allá, y proponen que en realidad se aprende en Internet, en la calle, en la tele.
Nosotros simplemente nos sumamos al debate, de la única manera que nos sale. Haciendo chistes.
Hasta la semana que viene, lector.
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