› Por Rudy
¿Cómo le va, lector, cómo le está yendo? ¿Vio que se esta terminando el invierno? ¡Se viene la primavera, y con ella llega el optimismo irreductible y majestuoso para todos los que habitamos el Hemisferio Sur! Veremos florecer nuestros jardines y al son de las golondrinas que vuelven, y de los buitres que se van, crecerá nuestra industria, madurará nuestro poder adquisitivo, emergerán nuestros recursos naturales soterrados por la inclemente bota del invierno. Allí seremos lo que queramos ser, lo que debamos ser o lo que mejor nos parezca. En el norte, en cambio, pobre norte, comienza el otoño. Y los árboles se despojarán de su verde follaje (disculpe por esta frase, lector, desde que estaba en cuarto grado que no la usaba, y me tentó), las hojas se pondrán amarillas y todo parecerá envejecer, y para peor, las golondrinas, que estaban allí desde hace seis meses, reconocerán la Ley del Pago Soberano y dirán “¡quiero volver a mi pago!” (o una frase similar en golondrino básico, idioma que desconozco pero puedo empatizar con ellas) y en bandadas, jaurías y cardúmenes se lanzarán hacia nuestros hermosos vergeles, reconociendo que acá están bien o mejor que allí, que el churrasco supera a la hamburguesa, que el tango será una queja pero para una golondrina es mucho más agradable que un rap, y que decir “una golondrina no hace verano” es más entendible que “A swallow doesn’t make summer”.
O sea, lector, que el tiempo de la primavera se viene, y se nos viene. Y lo festejaremos como corresponde: con amor, con aire libre, con comida, con sexo, con pijamas party. ¡No como los del norte, que quieren festejar el otoño con bombardeos, misiles y esas cosas que, por rara paradoja, les hace ganar el Premio Nobel de la Paz! Y por las dudas, aclaremos: los de Satira/12 estamos en contra de todo tipo de misil, venga de donde venga y, sobre todo, vaya hacia donde vaya.
Pero acá, por suerte, los festejos son otros. Porque el 21 es también el Día del Estudiante. Y nuestros jóvenes (porque si uno estudia, es joven, aunque tenga 98 años) van a festejarlo con todo. Se van a encontrar en las plazas y con sus banderas de libertad, igualdad, fraternidad, conectividad, touchandgoucidad, y todas las “dades” que se les ocurran.
Hablemos un poco de la semana que acaba de pasar. porque no es una semana cualquiera. Es la semana del 11 del septiembre. Y el 11 de septiembre se ha transformado en “Un día muy particular” para todo el mundo. Para los argentinos ya lo era desde 1888, cuando en Asunción falleció Sarmiento (falleció a pesar de que su himno dice “padre del aula, Sarmiento inmortal”) y entonces en las escuelas se lo recuerda “con gloria y loor, con honra sin par, y de ser posible con la pluma y la palabra” y no con la espada.
En Chile, y de allí hacia el mundo, se recuerdan los 41 años de aquel nefasto Pinochetazo. Y también fue un 11 de septiembre, pero hace solamente 13 años, allá en 2001, cuando el milenio se inauguró de la peor manera posible, con los aviones estrellándose contra las Torres Gemelas y todo lo que vino después.
Si alguien nació el 11 de septiembre de 1888, estaría cumpliendo 126 años. En caso de existir alguna persona en esa situación, simplemente le deseamos feliz cumple y nos sorprendemos por su maravillosa longevidad, y porque esté leyendo este suple.
Los que nacieron el 11 de septiembre de 2001 cumplen 13 años y están ¿ingresando? en la adolescencia (aunque muchos creemos que a esta altura esa etapa de la vida empieza más o menos a los 3 meses, cuando el pibe dice ¡no! sin ni siquiera hablar o llora ante cualquier límite que los padres le quieran poner).
Y los que nacieron en 1973 cumplen 41. Algunos serán padres, otros quizás abuelos, algunos trabajarán, otros estudiarán, y no faltará quien sea... adolescente. Porque así como empieza a los pocos meses, ahora, la adolescencia termina a los... los... ¡no, no sabemos cuándo termina! De hecho, no sabemos si los que hacemos SátiraI12 ya la hemos atravesado del todo, si tal cosa fuera posible, o si, aunque sea en el fondo de nuestros corazones, seguimos allí, quizás porque fue un momento en el que la pasamos muy bien, quizá porque queremos reparar un momento en el que no la pasamos nada bien, quizá porque no soy nada de eso (diría Charly García). De esa adolescencia que sigue y sigue, de esos jóvenes que siguen y siguen, de esos padres que siguen y siguen, aunque nadie tenga claro qué es lo que siguen, trata este suplemento, que ya tiene 27 años, y sigue y sigue. Hasta el próximo sábado, lector.
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