¿Cómo le va, lector? O, mejor dicho, ¿usted qué opina sobre cómo le va? Porque por ahí usted opina que le va bien, y su familia, amigos y allegados lo están mirando con cara de lástima, o de “este tipo no se da cuenta de nada”.
O, por el contrario, es posible que usted piense que le está yendo como el mismísimo tujes, o peor que eso, como la mismísima merde, o peor que eso... y sin saberlo, es la envidia del consorcio, el vecindario y el barrio, que ya quisieran que les fuera como a usted (a quien le va como el tujes...).
O sea, todo es, parece ser, materia opinable. Tendencia. Encuesta. O fe. O creencia. O conocimiento, pero discutible según la ciencia de la que se trate.
El Papa puede referirse al aumento del consumo de drogas, y algunos medios entender esto como una crítica al Gobierno. “¡Estos están haciendo que la gente se vuelva adicta al choripán y a la Coca!, ¡¡por ahí se empieza!!
Pero si el Papa se refiriese al aumento del consumo de churrascos de cuadril, también lo verían como una feroz crítica al Gobierno. “¡Justo ahora que se acercan las Pascuas, y el Gobierno, en vez de estimular el consumo de pescado por respeto a la Iglesia, se vanagloria de que suba la ingesta de carne!”
O hay un acto masivo, y entonces algunos critican “¡van por el choripán y la Coca!”. Pero si se comprueba que nadie regala choripanes ni gaseosas, pueden aducir “¡qué miserables, tienen a la gente parada varias horas al sol y bajo la lluvia –sic–, al mismo tiempo. y ni siquiera le dan algo para comer y tomar”. Y si resultó que había choripanes y Cocas, pero estaban a la venta: “¡Se hacen mucho los populistas, pero venden la gaseosa imperialista!”.
O si un juez da un fallo que les gusta, pueden decir: “La Justicia establece que...”. Mientras que si la noticia les es adversa, dicen: “El juez Fulano de Tal (nombre y apellido), de dudoso prestigio, opina que...”. O sea, en un caso es “la Justicia”, en otro, el dudoso juez... Opinamos, relativizamos, establecemos que los medios, algunos medios, muchos medios, hagan esto, ¡Y bue..! Pero que la gente, alguna gente, mucha gente, lo repita cual loro puede ser peligroso. Porque esa gente se lo dice a otra gente. Y éstos a otros, y a otros otros. Y a otros, otras, otres, otris y otrus.
Y así se viraliza, se bacteriza, se parasitiza, se honguiza, se amebiza, se estafilocoquiza (agregue el lector a esta lista todo microorganismo capaz de reproducirse rápidamente que conozca, por favor la info).
Y, como no podría dejar de ser de otra manera, en el camino, va perdiendo cosas, ganando otras, transformándose en cualquier otra cosa. Tomenos un hecho cualquiera.
“Dicen que el tomate cubre los requerimientos de vitamina C”, pasa a
“Dicen que van a cubrir los requerimientos de vitamina C con tomates”, pasa a
“El Gobierno importaría tomates para cubrir los requerimientos de vitamina C”, pasa a
“A la mitad de los argentinos les faltaría vitamina C, y el Gobierno, como siempre, agarra para el lado de los tomates”, pasa a
“El sobrino del ministro de Asuntos Verduleros estaría comprando tomates importados al triple de su valor con la excusa de cubrir los requerimientos de vitamina C”, pasa a
“El ministro de Asuntos Verduleros desmiente que estén importando tomates, y declara que de hecho el país los está exportando”, pasa a
“El Gobierno exportaría todos nuestros tomates a Vitaminace, provocando una escasez de los mismos en el país”, pasa a
“Tremendo aumento en el precio del tomate, por la exportación a Vitaminace”, pasa a
“Primicia de Infotruch: Vitaminace no existe, es una burda maniobra del Gobierno para quedarse con los tomates” pasa a
La Justicia ordena un peritaje de los tomates perita”, pasa a
“¿Qué culpa tiene el tomate?”
Este es sólo un caso, lector, de los millones que pueden aparecer, si no aparecieron ya. Cada medio tiene su historia, y todos tienen que comer, tomates, o lo que venga. Y las redes sociales, como buena red, pescan lo que pueden. Y la gente está ávida de tener algo que poder contarle a su vecino, antes de que su vecino tenga algo que contarle a él/ella.
Podemos imaginar, en una próxima reunión de consorcio, que de pronto, como es lógico, el tema deja de ser “la inseguridad jajajajá”, “el administrador roba pero hace”, “la insoportable levedad del encargado” o “ las expensas son un viaje de ida”, cuando un copropietario (quizás inquilino) diga:
–Dicen que se suicidó, pero yo no les creo (no aclara quién, todos saben).
–¡¿Pero qué se va a suicidar? ¡Está más que probado que lo mataron pero no lo quieren decir antes de las elecciones para no perjudicar al Gobierno.
–O a la oposición.
–O a los indecisos.
–¡Ustedes están tan seguros? ¡Porque la jueza dijo que no se puede probar!
–¿Qué jueza, la mujer?
–Todas las juezas son mujeres, que yo sepa.
–Yo decía la mujer de él.
–Ah, la viuda.
–No, la ex.
–Cuando un tipo se muere, la ex, ¿es viuda?
–Y a mí me parece que... depende.
–Igual. Yo me refería a la jueza que está a cargo del caso.
–Ah ¡¿pero esa qué sabe?! Los que saben de verdad son los periodistas, y los perritos.
-¿Perritos?
–Sí, los que hacen el perritaje.
–A mí me parece que fue un “suicidio deducido”.
–¿No será “inducido”?
–No, porque yo no lo induje, sino que lo deduje.
–¿Y de dónde lo dedujo?
–De Infotruch... esos siempre tienen la primicia, ¡sea cierta, o no!
–Para mí, fueron los mismos de Charlie.
–¡Pero si a ésos los mataron!
–Bueno, ve... ¡por eso los mataron!
Y así se podría seguir por años, décadas, o hasta el Apocalipsis Lilítico. Y mientras tanto, el gobierno de USA “opina” que Venezuela es un peligro para su seguridad.
Lector, nosotros, como siempre, opinamos a través de nuestros chistes. Hasta la semana que viene.
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