Sábado, 11 de abril de 2015 | Hoy
Por Rudy
¿Cómo le va, lector, cómo anda? O, para decirlo en un tono acorde con los tiempos y los medios, quizá mayoritarios, que corren: “¿Cómo le iría, lector, cómo andaría?”.
Y quizá, tal vez, probablemente, sea ventajoso que lo preguntemos de esta manera. Porque entonces usted podría contestarnos “Me iría bien” o “Dicen que andaría como el tujes, pero no aclararon como el tujes de quién” o a su vez repreguntarnos, como buen periodista: “¿Cómo me iría dónde, cuándo, con qué, con quién?” para terminar cerrando la cuestión con un contundente “Afirman que seguramente existen serias probabilidades de que me vaya más o menos” y si después tal tendencia se confirma, o resulta que no, que nada que ver, usted no tiene nada que reprocharse, ya que no nos había asegurado absolutamente nada, y de hecho, había sido certerísimo en su duda.
Ya sabemos que a seguro lo llevaron preso, y no lo dejaron salir por la otra puerta de la comisaría, como afirman sin chequearlo algunos. que no sabemos quiénes son, pero más o menos.
“El beneficio de la duda” es el hit, el stop, el punch... Y parece que, hoy en día, incluye a más gente que la mismísima “asignación universal por rumor”, de la que probablemente vivan algunos, mientras creen que están ejerciendo el periodismo. Y si alguien los desmiente, no lo escuchan, no se enteran, no les consta... y listo.
Pero no era de eso de lo que hablábamos, lector, sino que tratábamos de saber algo de usted, de su estado de ánimo bancario y financiero. Porque parece que, se dice, se sospecha, se comenta, que usted tendría dos carcajadas en Suiza y una sonrisa oculta en Bahamas,
Esto, de ser confirmado, perjudicaría seriamente a este suplemento, ya que usted es nuestro lector, y por lo tanto, nuestro contribuyente, del que sábado a sábado, desde hace ya muchos años, esperamos que nos aporte su compañía, su risa, su atención, e incluso que acerque a nuevas risas, la de su familia, amigos, consorcistas, para que todos y todas tengamos un buen fin de semana, sin que el humor escasee en ninguna mesa argentina.
Nosotros creemos que usted deposita todo su buen humor acá, peeeero, después aparece un medio diciendo “Algunos lectores se estarían riendo afuera” y usted vio cómo es esto. No-sotros no les creemos, pero. nunca falta quien nunca falta.
Por eso, lector, le preguntamos por usted mismo en potencial. Porque, además, creeríamos que usted tiene un gran potencial. Usted puede responder “Supongo que me va bien”, y después les pregunta a su mujer, a su marido, a ambos, a sus padres, sus hijos, su cura, su abogado, su panadero, su endodoncista, su ex y a usted mismo, ya que está, no sea cosa de quedarse afuera... Y saca el promedio. Y nos confirma, o no.
Y ahí sí, le quita el potencial, y dice: “Estoy bien”. O mejor: “Dicen que estoy bien” o “Ahora dicen que estoy bien” o “Todo parece indicar que estoy relativamente bien, sobre todo si lo comparamos con el mismo trimestre del lustro anterior”.
Pero vayamos más allá.
Parece que el potencial reemplazó a la potencia, lector, y estamos, o estaríamos, en problemas. Porque la historia no se hace en potencial:
n ¿Se imagina a Moisés con los Diez Mandamientos: “No robarías”, “No matarías”, “No idolatrarías”?
n ¿O a Jesús, en la Ultima Cena: “Capaz que uno de ustedes me traicionaría”?
n ¿Se imagina el 25 de mayo de 1810: “Quizás el pueblo podría querer saber de qué se trata”?
n ¿O las 20 Verdades Peronistas “Para un peronista no habría nada mejor que otro peronista”, “Primero estaría la patria, después podría estar el movimiento, y por último, quién te dice, los hombres”, “La única verdad es la posibilidad”?
¿Es como inasible, no? Sin embargo, vivimos tiempos en los que reina, o al menos preside, o querría gobernar sin que se note, el potencial. Sobre todo en los medios. Antes había otros tiempos. Quizás más subjuntivos, imperativos, indicativos, no sé, pero menos potenciales, o sea menos condicionales.
Porque eso es el potencial, es un tiempo que indica condición: “Si pasa esto, puede ser que pase esto otro, pero si no, no”. O sea, que esta libertad mediática del uso del potencial, podríamos decir que nos pone a los lectores, oyentes y televidentes en ¡libertad condicional!
¡Bueno, ya lo dije!
Pero el problema no es el uso del potencial en sí, sino las consecuencias del mismo. O por decirlo de otra manera: “La culpa no la tendría el potencial, sino quien le da de comer”.
Solamente por citar dos ejemplos:
n El uso del potencial en los títulos de tapa de los diarios.
n El uso del potencial “como si no fuera potencial”.
Veamos. Una cosa es que usted le diga a su amigo Juan: “Che, Juan, dijeron que mañana va a llover, Yo llevaría un paraguas”. Después, si no llueve, uno llevó el paraguas al pepe y no pasó nada.
Pero si la noticia de tapa de su diario es “Llovería mañana”, la cosa es muy diferente.
Porque ahí, uno se pregunta:
1. ¿Qué pasa con éstos? ¿No saben nada? ¿No tienen ninguna cosa confirmada, que tienen que titular la tapa con una duda?
2. Para mí que no es una duda, ellos saben que va a llover con todo, que se va a inundar el planeta, pero lo ponen así para que no nos angustiemos (con lo cual, nos angustiamos mucho más).
3. Seguro que hay un funcionario corrupto, que no quiere que se vendan paraguas porque no le dan coima, que les prohibió decir que va a llover.
Y ahí es como que la noticia se difunde, se viraliza, todos salen a comprar paraguas, botas, botes y submarinos, y después, no llueve ni una gotita, pero los fabricantes de paraguas, botas, botes y submarinos (que capaz son socios de los dueños del medio, quién sabe) se vendieron todo, y si alguien se llaga a quejar, ellos pueden decir: “No-sotros no dijimos que iba a llover, dijimos que por ahí, quién sabe, ¡llovería!”.
Y usted y yo pensamos: “¿Dónde guardamos los paraguas, las botas, los botes y los submarinos hasta el próximo potencial?”. Y nos duele.
Porque, en verdad, usan el potencial como si no fuera un potencial. Porque los especialistas en comunicación saben que los “capaz que”, “parece que”, “dicen que” se pasan de largo, en la carrera por “enterarse de lo que pasa antes de que se entere el vecino”, que vivimos hoy.
De todo esto se trata este suplemento.
Hasta la semana que vendría.
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