Sáb 23.05.2015
satira

Hoy Sátira Hoy

› Por  Rudy

¿Cómo le va, lector, como anda? Qué días estos, ¿no? ¡El sol del 25 viene asomando! Bueno, decimos eso, pero hasta el lunes faltan dos días, por lo cual hoy sólo podría asomar el sol del 23, y eso si no llueve,. Después el sol se va a dormir, para volver a asomar mañana, como “sol del 24”, recién pasado mañana, o sea, el lunes, el sol, Febo, si asoma, será el del 25.

¿O es posible que hoy, 23, asome el sol del 25, unas 48 horas adelantado a su tiempo, tal como las ideas de los patriotas que ese día asomaron al Cabildo, intentando terminar con siglos de dominación?

¿Será que el sol del 25 le dijo al del 23: “Che, dejame asomar hoy a mí, que este lunes es feriado y tengo ganas de irme con la luna a pasar unos días afuera”? Y el sol del 23 le hizo gamba, y va a ser el que salga el lunes? O al revés, el sol del 23 le habrá dicho al del 25: “Che, nunca estuve en una fiesta del 25 de Mayo, y me gustaría. ¿No me dejás ir el lunes a la fiesta, probar el locro y las empanadas, y vos me reemplazás hoy?”.

Bueno, entre soles deben ayudarse, ¿no? ¿O será el mismo sol, ese “sol quemante y ardente, cocineiro da gente, tan firme y bruñido que quema hasta o apelido” al que le cantan Les Luthiers en “La Bossa Nostra”, en ese tercer disco, allá por el ’73.

¡Vaya, mencioné al ’73! Uy, lector, ese año el 25 de Mayo fue, también, un día muy especial, era el día de “se van, se van, y nunca volverán” (hay que decir que el pueblo, que nunca se equivoca, esa vez se equivocó..., volvieron, sí que volvieron, y cómo volvieron, ¡peor que nunca volvieron!

Fue ese día, en el que asumía Cámpora que junto a Solano Lima eran “los hombres del Frente y de Perón”.

Más de 40 años pasaron desde aquel 25 de Mayo, y ahora, “compañero, compañera, la elección no está resuelta, ahora hay PASO, hay primera, y tal vez segunda vuelta”.

Y hace doce años, otro 25 de Mayo, otro sol vino asomando. Y otro presidente vino marchando, asumiendo que asumía, sin dejar sus ideas en la puerta de la Casa Rosada, acompañado en la ceremonia por su familia y los líderes sudamericanos que marcaron y marcan, por lo menos, una década. Fue el día en el que Néstor se llevó por delante una cámara, quizá como símbolo de llevarse por delante a los que, casualmente, trataban de que el país atrasase. El inicio de la época en la que no hay obediencia debida, y sí hay Asignación Universal por Hijo.

Entonces, lector, ¿sabe qué? No nos preocupemos demasiado por qué sol es el que viene asomando, siempre que haya alguno. Y si no, podemos salir con el paraguas, como en aquel día, ya bicentenario más cinco, en el que gritaban –creemos– “queremos saber de qué se trata”. ¿O habrán cantado “España, decime qué se siente, tener en casa a tu papá”? (en relación a que España en esa época estaba ocupada por Napoleón, podemos suponer).

Ese día había paraguas, dicen, y no eran fiscales reclamando la justicia que ellos mismos debían garantizar.

Se demandaba patria, y libertad y, parece, todo eso tenía mucho pero mucho sentido. Porque libertad era liberarse de un imperio, de instituciones que, desde lejos, decidían lo que pasaba acá, o mandaban a alguien a que decidiera por ellos. Y solamente se podía negociar a través de ellos. Y la moneda era la de ellos. Una especie de “convertibilidad al maravedí” regida por “fondos buitre con sede en Madrid, o tal vez en Cádiz.

Eso sí, todo era más claro, aunque la Inquisición, cual multimedia poderoso de aquellos tiempos, podía decidir qué parte de esa verdad podía conocer el pueblo y qué parte no. Eran hegedemónicos, si se me permite el neologismo.

Hablemos de libertad. “Libertad era un asunto, mal manejado por tres, libertad era almirante, general o brigadier”, cantaba Piero, justamente en aquel ’73 en que Cámpora era “el” tío, y no “la”.

“Buscame, y me encontrarás, en el país de la libertad”, cantaba León Gieco esos mismos días, y el país de la libertad era este mismo, aunque muchos preferían la palabra “liberación”, que era lo contrario de la dependencia, termino este último que no se refería a una adicción (o quizá sí, si 40 años después escuchamos ciertos discursos neoliberales que circulan por ahí) sino al imperio, que ya no era el español. Ni el napoleónico.

“Libre, como el sol cuando amanece, yo soy libre como el mar..., libre... como el ave que escapó de su prisión y puede, al fin, volar”, cantaba Nino Bravo en aquellos mismos tiempos, y no se refería a los presos políticos, que ese mismo 25 de Mayo salieron, justamente de su prisión, porque, justamente... “vivíamos en un país libre cual solamente puede ser libre en esta tierra y en este instante”, como había escrito Silvio Rodríguez allá en Cuba, y a nosotros nos la cantaba Chico Buarque.

Hablamos de libertad. Uy, cuánto hay para hablar de libertad, lector. Hay personas que luchan en nombre de la libertad para que otros no tengan esa misma libertad. Para imponer “su concepto” de libertad, que, quizás, es muy diferente del de los otros. No es lo mismo “libertad de ideas”, “libertad de expresión”, “libertad de empresa”, “libertad de vientres” o “Libertad Lamarque”. Claramente.

Y la libertad de expresión no es “libertad de exprimir” al prójimo. Y “yo hago con mi cuerpo lo que quiero” deja de ser válido si “lo que quiero” es “pegarte a vos”...

En una escena memorable de La marcha sobre Roma (Dino Risi, 1963) Vittorio Gasmann, en su rol de teniente fascista, le explica a un incrédulo Ugo Tognazzi que los fascistas respetan la libertad de expresión, al tiempo que queman el periódico de los comunistas, y le dice: “Ellos son libres de escribir lo que quieran, nosotros somos libres de quemar lo que queramos”. Hablamos de libertad. hablamos de 25 de Mayo.

¿Sabe qué, lector? Festejemos, festejemos este y tantos 25 de Mayo. Y al día siguiente, el 26, festejemos los 28 años... de Página/12.

Hasta la semana que viene.

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