Sábado, 31 de octubre de 2015 | Hoy
Por Rudy
¿Cómo le va, lector, cómo anda? ¿Esta celebrando que “ganamos en la primera y no habrá segunda vuelta”? Uy, en ese caso, está usted un poco confundido. Tan confundido como los que votan a Mauricio desde la izquierda o los que creen que el neoliberalismo es el futuro, y no el pasado pesado.
¿Usted fue de los que votaron con el broche en la nariz? Bueno, lector, en tal caso, esperemos que no haya tirado el broche, pero si lo hizo, deberá comprarse o conseguir otro, tiene todavía 3 semanas para hacerlo, y además seguramente en todas las escuelas va a haber algún buscavidas que aprovechará la oportunidad para vender, o incluso alquilar “broches para la nariz”.
¿Está usted muy contento? ¡Qué bueno, lector! Cuéntenos qué le pasó de lindo en estos días... ¿Se fue de viaje, se enamoró, se separó de un vínculo insoportable, se jubiló, su psicoanalista le dio de alta, tuvo un hijo, su sobrino se recibió, su tío abuelo le dejó tres palos verdes? ¡Cuéntenos, nos encantan las cosas lindas y buenas que les ocurren a nuestros lectores!
¿Está contento por lo que pasó el domingo a nivel electoral? Vaya, vaya... a ver, cuéntenos qué es lo que pasó de bueno, porque por ahí nos estamos perdiendo algo...
¿Le encanta que el FIT (Frente de Izquierda) haya superado en votos a Progresistas y a Rodríguez Saá?
¿Había apostado usted a que las encuestadoras le pifiaban de lo lindo, y se ganó unos cuantos pesos, un viaje o una cena romántica, gracias a eso?
¿Una mujer, o un hombre, de quien usted se enamoró le prometió que “si hay segunda vuelta me quedo con vos”?
¿Es usted psiquiatra y atiende en la provincia de Buenos Aires? ¡Bieeen, lo suyo sí que es bueno, se le abre una fuente de trabajo maravillosa! ¡Mire, entre los que la votaron sin saber quién era y ya se van a enterar, y los que se chiflaron tratando de entender qué pasó, usted se va a cansar de atender casos de chaleco!
¿Usted cree que el cambio “en sí” es algo bueno, aunque ese cambio sea, justamente el “anticambio”? Bueno, entonces, le proponemos a usted que cambie...
¿A usted le molesta que en el mismo restaurante al que va haya gente de bajos recursos, y no esté trabajando de mozo o lavaplatos, sino haciendo lo mismo que usted y su familia, o sea, comiendo? Si eso le ocurre, prepárese, porque es cierto que si gana Mauricio los humildes probablemente dejen de comer en restaurantes de clase media, pero nadie descarta que sean los de clase media los que deban apelar a los reaturantes más humildes, si la megadevaluación así lo dispone.
¿Es usted masoquista? Bueno, en tal caso, ya logró un poco de goce. Ahora para el ballottage téngase un poco de cariño. Por favor.
Bueno, bueno, En todo caso, cada uno juega a lo que juega, y nadie es quién para juzgar a otros, pero la verdad, lector, que cuando alguien propone ajuste, endeudamiento y megadevaluación, y más de 7 millones de personas van y lo votan, yo me asusto. De la misma manera que cuando uno ve a alguien que se cree dios. ¡No pasa nada, locos hay por todas partes! Pero si al rato hay mil personas que están rezando, ¡miedito, miedito!
Está difícil la cosa, lector, estamos en un mundo que cambia, y no necesariamente para bien. A veces, para muy pero muy pero muy mal. Y no nos referimos necesariamente a la política..
Fíjese: los cientificos han investigado, y encontraron ADN humano... ¡en las salchichas! Sí, lector, las salchichas, nuestras queridas salchichas, de las que solamente nos acordamos a la hora del hambre, a las que dejamos más de una vez languidecer en el fondo de nuestras heladeras, las que podemos ingerir al paso en un kiosco callejero. ¡Son humanas!
Ya me puedo imaginar el Movimiento de Integración del Embutido (MIE) manifestándose por la calle al grito de “¡Tienen el mismo ADN que nosotros, son nuestras hermanas! ¡Salven a las salchichas! ¡No sean caníbales!” Y se vendrá la “marcha del orgullo embutido”, y habrá muchos casamientos igualitarios entre varones o mujeres y salchichas, o una salchicha con otra. Habrá una salchicha parrillera que se va a casar con una de Viena para obtener la ciudadanía europea.
Y las salchichas, merced a su ADN humano, adquirirán derecho al voto. ¿O ya lo tienen? ¿Habrán votado este domingo las salchichas, lector? ¿Vio usted alguna en su mesa? ¿Alguna salchicha fiscalizó? ¿No habrán sido las salchichas, en un verdadero gesto de venganza, las que decidieron el resultado de las elecciones, bajo el criterio de “a mí no me va a pasar nada” o “a mí qué me importa, soy una salchicha, gane quien gane me van a comer igual”?
Sí, lector, lo que le estoy diciendo parece loco, ya lo sé, pero ¿sabe que? A la luz de algunas resultados del domingo pasado, me pregunto si los psiquiatras no deberían repensar un poco sus criterios diagnósticos, dicho esto con todo el respeto hacia todas las ideas y maneras de ver las cosas, pero, a la vez, con el pedido, la apelación, a la inteligencia y la honestidad de cada uno, cuando decide, decidimos, lo que va a pasar en el país los próximos 4 años.
Decía Einstein (dice la leyenda) que Dios les concedió a los alemanes tres “virtudes”: ser honestos, ser inteligentes y ser nazis. Después dijo que “tres son muchas, mejor solamente dos, que elijan ellos”. Entonces, dice Einstein: los alemanes honestos y nazis, no son inteligentes; los inteligentes y nazis, no son honestos; pero, los que son honestos e inteligentes, no pueden ser nazis.
Lector, intentamos entender, desde el humor, como siempre, lo que pasa, lo que nos pasa. Y asi, seguimos, como desde hace 28 años, pensando y riéndonos con usted.
Hasta la semana que viene.
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