Sábado, 9 de abril de 2016 | Hoy
Por Rudy
¿Cómo está, querido lector, cómo anda? ¿Cómo va pasando estos días? No, no hace falta que nos responda si no quiere hacerlo. Nosotros lo queremos igual. Y lo escuchamos. O respetamos su silencio. Incluso estamos dispuestos a aguantar sus aullidos y estridencias varias que se producirán, probablemente, en el mismísimo momento en el que las facturas con las nuevas tarifas aterricen en su domicilio.
Porque sabemos que usted necesita nuestra contención,. Nuestro cariño Saber que no está solo (no se asuste, solamente lo acompañamos, no vamos a encender la luz, ni la hornalla; la idea es acompañarlo, no ocasionarle mas gastos.
Sabemos que los aumentos, mal llamados correcciones o sinceramientos, lo afectan, lector. No como a la vicepresidenta, que, según ella misma dijo, también la afectan, pero a ella no le creemos, con perdón de la investidura y respeto de las vestiduras y atributos correspondientes (vestiduras que tal vez estén a cargo de la primera dama, ya que a eso mismo se dedica en su vida extrapresidencial).
Y a ella no le creemos, porque, si al Ministro de Hacienda los aumentos le representan “dos pizzas”, a ella, que mas importante ya que se debe hacer cargo del país cada vez que el presidente viaja a EE UU, Suiza, China o a Panamá, no le debe significar mas que una empanada, un nacho con guacamole, o una medialuna de grasa militante
Y al presidente, que es mas importante todavía, ni eso. Porque además, si lo llegase a afectar, podría ponerlo “ en nombre del padre, del hermano, o del espíritu offshore”.
¡Es imposible que un hombre tan importante, que debe ejercer día a día la primera magistratura, tenga que interrumpir su ajetreada rutina de firmar DNU, quitar retenciones, hablar mal de l gobierno anterior, decir que todo va a ser mejor, aprender inglés con acento fondobuitre, jugar con Balcarce y prometerle a Antonia que ella no va a tener que hacerse cargo de la deuda, para ocuparse de minucias tales como “pagar la luz”.
¿Se imaginan? “Señor presidente, disculpe, pero acaba de llegar la boleta de luz, y esta terrible!” “Peeeero, no puede ser, ¿ en que gastamos tanto? ¡La próxima vez que lo invitemos a Obama, hacemos una fiesta a media luz, que se cree ¡ esto me va a salir mas caro que el bigote imitación de Freddie Mercury!”.
No, claro, de esas cosas el presidente no se ocupa. Tampoco, de desmentir loas rumores que lo acusan de lo mismo, o muy parecido, de lo que él acusa a “la pesada herencia” ¡En su discurso del primero de marzo dijo que “no se podía encontrar un papel” y ahora, en Panamá, aparecieron varios papeles. Por un extraño error, o una lamentable circunstancia colateral (casualidad permanente, hubiera dicho Carlos Saúl), en vez de acusar a la ex presidenta, le complican la vida a él!
La mayoría de los medios argentinos, por suerte, está a la altura de las circunstancias, que, debemos decirlo, están bastante bajas.
Muchos de los periodistas que gastaron su teclado, su lapicera, su lengua, su prestigio y su autoestima en denunciar, alarmar, alertar y anestesiar al país con su constante y monocorde discurso denunciativo, con su “esto no da para más, así no se puede, se llevan todo” y otros argumentos jurídicos más, parece que finalmente se cansaron, y dijeron “¡basta de pálidas, llevemos un poco de alegría a nuestra tente!”.
Por eso, ahora se dedican a mostrarnos que lindo que esta todo, que hermoso que es ser pobre, fané y descangayado. Que maravilloso es vivir a oscuras, sin gas y caminando. ¡Cuánta libertad que produce la desocupación! ¡Que maravilloso es un país que consume poco! ¡qué tontos que son los extranjeros que se llevan ese insípido lomo, y nos dejan la colita de cuadril!
Pero tenemos algunos problemas: en el resto del mundo, ¡no entienden nada!. No se dan cuenta de que estamos mucho mejor desde que todo esta más caro y la gente se quedó sin laburo. De que está buenísimo que no haya planes sociales, porque esto permite que cada argentino sienta que depende de su propio esfuerzo, que va a vivir de su propio sueldo, una vez deducidos los gastos proporcionales del pago a los fondos buitres.
¡Miren que magníficos que somos! ¡No solamente nos mantenemos, sino que también los sostenemos a ellos, que se dedican a especular y vivir de nuestro esfuerzo, sin saber que eso es muy malo para el colesterol!
Y los diputados y senadores opositores, no tendrán lomo ni pizza, pero unos sangüichitos se consiguieron, y es entendible que no protesten ni se opongan hasta que no terminen de comerlos. ¡Es lógico, si así no lo hicieran, les caería mal, y se les cortaría la digestión! ¡buen provecho, queridos legisladores!
Pero en el resto del mundo no entienden nada. Insisten en culpar a nuestro presidente, y de ponerlo a la altura, por ejemplo, del de Islandia, que acaba de renunciar porque lo encontraron sospechoso de tener una cuenta en Panamá.
¿Hace falta decirles que “nada que ver”? ¿Hace falta decirles que para los argentinos es una verdadera afrenta que comparen a nuestro presidente con el de Islandia? ¡Miren, es muy simple: ¡El presidente de Islandia era culpable, por eso renunció! ¡El nuestro, acaso renunció, amagó renunciar, o al menos se mostró levemente compungido? ¡Noooo, ni una costilla se le movió!
¡Y esa es la mayor prueba de su inocencia! ¡Si no se siente culpable, es porque es inocente! ¡Si no renuncia, es porque es inocente! Pero si lo siguen molestando así, va a tener que tomar cartas en el asunto, y firmar un DNU en el que decrete su inocencia, y mandar un par de santuchitos mas al senado para que se aprueban, o al menos, se digieran.
Sí, lector, entendemos que todo esto a usted le pesa. Las facturas, la deuda, el futuro, y estos millones, miles de millones, de pesitos en fuga, de divisas que no se divisan.
Por eso, le decimos que lo acompañamos. Y le pedimos que nos acompañe. Porque nos pasa, nos pesa y nos pisa lo mismo que a usted.
Y de esto trata este suplemento.
Hasta la semana que viene.
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