› Por Rudy
Lector, ¿vio qué poquito humor que hay alrededor de las figuras de nuestros próceres? ¿Cómo puede ser que siendo los prohombres, los que forjaron el país que hoy tenemos y disfrutamos, no haya una cantidad inconmensurable de material humorístico a su costa? ¿Acaso no sabemos que la grandeza de un hombre se mide por los chistes que se hacen sobre él? ¡Ah! ¿No? ¿No creen que sea así? Bueno, es probable que usted tenga razón, lector, pero permítame decirle algo: lo que sí es seguro es que los chistes sirven para transformar a los próceres, a esos héroes que la escuela alguna vez nos pintó de bronce (cuando había mucho bronce y nadie sabía qué hacer con él, debe ser), en hombres y mujeres de carne y hueso, con virtudes para imitar y defectos para criticar, o viceversa.
Vivimos tiempos particularmente difíciles, que se diferencian de otros tiempos que son especialmente difíciles, otros que son desesperadamente difíciles, y otros que son dificilísimos. Estamos en una crisis, lo que quizás nos haga sentir más bien optimistas, porque en general no estamos en una crisis, sino en por lo menos tres, cuatro, y a veces, “dos a la octava potencia crisis”. Necesitamos ejemplos a los que poder seguir, hombres y mujeres que nos hagan sentir orgullosos de ser argentinos (no vale, aunque los hay, tomar malos ejemplos extranjeros y ganar en la comparación), tenemos el futuro por delante y el pasado por detrás, para no hablar del potencial. Es este, entonces, el momento adecuado para evocar a San Martín. Quizá seamos unos adelantados a nuestro tiempo evocándolo hoy, cuando la mayoría del país lo hará el lunes, recordando al hombre gracias al cual ese día no trabajan. Pero San Martín es mucho más que eso. Es un hombre que luchó por la libertad y la independencia de América latina, que no aceptaba ver que nuestras tierras, nuestras divisas y nuestras voluntades estuvieran en manos de España: de nuestros teléfonos y nuestros aviones no dijo nada, pero solamente porque no existían en aquel entonces. Y se han cometido algunas injusticias. Por ejemplo, tiene tres calles en la ciudad de Buenos Aires: San Martín (en el microcentro), Avda. San Martín, y Avda. del Libertador Gral. San Martín, y en cambio tiene un solo feriado en nuestro almanaque, que conmenora, fíjense ustedes qué injusto, el día de su muerte, el 17 de agosto. ¿Por qué no declarar feriado el día de su nacimiento, 25 de febrero, el día de su triunfo en San Lorenzo, 3 de febrero, el día de la batalla de Maipú, 5 de abril, y todas las fechas que sean necesarias para que los argentinos y las argentinas tengamos su mensaje en nuestros corazones, estemos donde estemos haciendo miniturismo? Es injusto que la ciudad tenga ventajas sobre el almanaque, San Martín es el prócer de todos los argentinos por igual.
Y es por eso, desde ese lugar, desde el respeto al ser humano, a su vida, a su obra y a su legado, que el equipo de SátiraI12 lo homenajea con lo que sabemos hacer, chistes. Ahora entre nosotros, al que hizo el himno a San Martín, si quería que los chicos de las escuelas lo sepan, ¿no podía haber usado, para empezar, una frase más fácil de entender que “Yerga el Ande?”
Hasta la semana que viene, lector.
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