Sábado, 30 de agosto de 2008 | Hoy
Por Rudy
¡Lector, el nene no me come!”, ah, no, perdón, perdón, era “doctor”... ¿Se acuerda de cuando uno decía eso, y el médico miraba a la madre (o al padre, abuelos, tíos, quien sea) con una sonrisa, y recomendaba unos buenos ravioles, una pizza o unas milanesas a la napolitana para el nene y el resto de la familia? ¡Se acabaron esos tiempos, lector, se acabaron! Bueno, en realidad sí quedan muchos médicos que siguen dando esos consejos, pero cada vez hay más gente que no acepta eso: “¡Mirá si voy a ir al médico para que me recete milanesas! ¡Eso es una chantada! ¡Es poco científico!. Por lo menos me tiene que recetar cuatro productos alimenticios para que yo me quede tranquilo/a”. Si hasta por la tele recomiendan productos enriquecidos (en verdad, los enriquecidos son los que los fabrican) para que el nene, la nena, el nono y la nona, estén mediáticamente bien alimentados y alimentidos. Y un médico no puede ser menos: si una propaganda dice que los chicos tienen que consumir cuatro vitaminas, el médico debería recetar por lo menos ocho, que para eso estudió y sabe más que la tele. ¿O sabe menos? ¿O es la tele la que indica cómo ser feliz, fashion, atractivo y, además, sanito?
Pero en eso no termina todo, lector. Recién empieza. Porque no es solamente la televisión. Ni los médicos. Ahora dicen que hay medicamentos truchos, médicos truchos, laboratorios truchos, hasta mafia trucha. Que hay quien receta lo que no es necesario, aduciendo que igual no le va a hacer efecto porque el medicamento es trucho. Pero caro. O barato, pero inútil. Que hay sobornos. Que pasan cosas terribles.
Y nosotros, que no entendemos nada, ni sabemos nada, pero nada nada del tema, nos asustamos mucho mucho, y hacemos algunos chistes.
Hasta la semana que viene, lector.
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