Como usted bien lo sabe, lector, desde hace mucho que esta sección se llama “Hoy sátira hoy”. Vale decir que, no una vez sino dos, nos ubicamos en el tiempo, para compartir juntos este suplemento, y no es ayer, ni mañana, ni dentro de veinte años, ni mucho menos hace tres siglos, sino exactamente en este día, en este sábado que nos transcurre y al que transcurrimos, que estamos junto a usted, como lo hacemos desde hace ya más de 21 años consecutivos y/o “sinsecutivos”, como usted lo quiera. Por eso nos conocemos y sabemos dónde y cuándo estamos parados. Sin embargo, o con embargo, hay entidades que no aceptan el paso del tiempo, que extrañan los viejos buenos momentos en los que podían decidir de los destinos del resto de las personas, invocando una autoridad espiritual que no todo el mundo les otorgaba, pero no importa, la ejercían igual, y al que no le guste, lo inquirimos, lo inquisicionamos, o algo parecido.

Estamos hablando de la vida, estamos hablando de las decisiones que tomamos los seres humanos, estamos hablando de la posibilidad de elegir, desear, querer, proponerse tener hijos, o no, o todavía no, o por ahora no, o no gracias. Cada uno se hará cargo de las propias decisiones y de cómo las enfrenta.

Estamos hablando de la píldora, de la “del día después”, ¡el día después, qué día! Aunque parezca increíble, y no característico del día después sino “del milenio antes”, hay quienes mesozoicamente proponen que no, que nada, que no, que el preservativo tampoco, que la abstinencia puede ser pero moderadamente, ya que incluso en la expresión “abstinencia sexual” hay algo que les molesta: la palabra “sexual”.

Y así seguimos discutiendo.

Bueno, nosotros no, nosotros nos tomamos la píldora de la semana después, que, según dicen, tiene unos efectos buenísimos, provoca una gran producción de chistesterona, chistógenos y chistotrofinas varias.

Así que aprovechemos la ocasión para brindarles este suplemento lleno de erotismo. ¿O acaso reírse no es erótico?

Hasta la semana que viene, lector.