¿Qué nos sucede últimamente, lector? ¿No era que los EE.UU. eran los más ricos del mundo, los todopoderosos, los inquebrantables, más fuertes que el Titanic, más seguros que el conurbano bonaerense, más... más, más?

¿Cómo se van a caer así, lector? Es como si Batman de pronto fuera pobre, y tuviera que usar un batiteléfono público porque no le da la guita para un baticelular, ¿se lo imagina? Para no hablar del Hombre Araña, que araña, araña, pero no llega a fin de mes.

¿Se imagina a Superman limpiando los vidrios de los autos a supervelocidad, cosa de hacerse unos mangos y ver si junta la guita para comprarse un pasaje a su Kripton natal, que por más que haya estallado, está mejor que los EE.UU.? ¿Puede ser que haya arbolitos vendiéndoles euros, yuanes o hasta insospechadamente patacones? ¿Saldrá Bush a decir que están condenados al éxito, y que el que puso dólares, recibirá dólares? ¿Alguien se preguntó a cuánto está el riesgo país de los EE.UU.?

Y usted y yo lo sabemos, lector, que cuando a los EE.UU. les va mal, ¡agarrate Catalina! Porque es básicamente un país exportador, sobre todo cuando se trata de crisis. “¡Nosotros les compramos su carne, su petróleo, sus papas... bueno, ustedes compren nuestra crisis!”

Y en Europa parece que también se consigue.

Y quizás en Asia.

En Africa hay tantas crisis juntas, que ya ni se puede diferenciar cuál es por culpa de los yanquis, y cuál es “nacional”.

O sea que, ¿cuál es el único país que se queda afuera de esta crisis? Y es, lector, nosotros, los argentinos, los hombres y mujeres de soja, los sudacas que comen bife, gritan “Maradó, Maradó”, toman mate y votan... como votamos. A veces “pertenecer” tiene sus inconvenientes, no solamente sus privilegios.

Bueno, lector, vamos a ver cómo sigue la cosa. Mientras tanto, acá estamos, con nuestros chistes, que no le van a servir para saber qué comprar o qué vender, pero sí para reírse un rato.

Hasta el sábado, lector.