¡Superlunes, batimartes, ultramiércoles! ¡Santa crisis, joven maravilla! ¡Es el viejo truco de prestar guita a quien no califica, y después hacer que el pueblo te la devuelva! ¡Ni el Dr. Evil, el supervillano de Austin Powers, sería capaz de una cosa así! Pero el sistema es el sistema, y como dijo Sarkozy (luego de decir “¡oh, Carla!), y se repite como eco en la UE, “¡Salvemos a nuestros bancos! ¡Salvemos a nuestros poderosos, que los humildes se salvan solos, o no se salvan, qué importa!”.

La idea de los pobres salvando a los ricos debe ser más vieja que el arca de Noé, pero sigue en su total y aggiornadísima vigencia. Poderosos que hacen muy malos negocios o, como se dice por ahí, transforman tachos de basura en “Inversión en productos residuales de procedencia ignota con dividendos incalculables”, logran que nosotros invirtamos nuestros pesitos, dolarcitos o euritos, con la esperanza de que se reproduzcan. Y como cada vez hay más giles que invertimos, parece que la plata en serio se reprodujera. ¡Pero no, chicos, no! ¿No les enseñaron sus padres que ni los bebés, ni los billetes vienen de París? ¿Nunca les explicaron que no los trae la cigüeña, ni vienen de un repollo? ¿No les dijeron que para que haya más cosas, hay que, justamente, hacer, fabricar, construir, desarrollar más cosas, que no sirve tocar a la que ya hay con una varita mágica y decirles “roja roja que suba la soja”?

O sea que, todo bien, la plata sigue subiendo porque hay otros que invierten, hasta que de pronto... ¡alguien quiere cobrar! ¡Y ahí se cae todo, pero cuando digo todo, es todo! ¡Aunque parezca increíble, la economía de Singapur puede depender de que Doña Rosa haya decidido sacar sus pesos del banco para comprarle un juguete a su nieto! ¿Adónde vamos a parar, adónde vamos a parar? ¡Al carajo, exactamente ahí!

Pero ahora parece que van a poner cientos de miles de cientos de miles de millones de ciento de miles de millones de dólares, pesos, euros, reales, para compensar la plata que sacó Doña Rosa... ¡tanto lío por un juguete, no se puede creer!

Nosotros seguimos en la nuestra, que es hacer chistes, con crisis o con crisis, porque crisis, hay siempre.

Hasta la semana que viene, lector.