Hay cosas que están bien, hay cosas que están mal, y hay cosas que... ¿quién sabe? Por ejemplo, está muy bien que todas las personas tengan jubilación, obra social, coberturas varias. No parece estar muy bien que haya tanta gente que se tenga que dedicar al digno oficio de la cartonería, ya que es un trabajo vinculado con la desocupación, o sea, no es un oficio en general “elegido” por quienes lo ejercen sino el producto de la falta de posibilidades de algo mejor. Entonces, que los cartoneros sean monotributistas, paguen sus impuestos y tengan beneficios sociales, es como si estuvieran juntas las dos caras de una moneda. Moneda que, dicha sea de paso, utilizarán para pagar sus impuestos. Es reconocerlos como ciudadanos iguales a los demás, y a la vez, que muchos de nuestros ciudadanos ejercen oficios que nadie elegiría.

Digamos que es una opción complicada, digamos que “se hace lo que se puede”, digamos que no todos pueden dedicarse a las inversiones subprime de Wall Street, y también digamos que unos cuantos de los que se dedicaban a las inversiones subprime de Wall Street, ahora son una extraña especie de cartoneros, ya que tienen en sus manos un montón de papeles que antes eran acciones y ahora son desechos. ¿Serán ellos los cartoneros VIP que recorrerán Wall Street levantando del piso acciones de grandes empresas y bancos de inversión quebrados? ¿Les ofrecerán allí también ser monotributistas?

En todo caso, aquí estamos sus humoristas de siempre, los que todos los sábados lo acompañamos a la hora del chiste, los que generamos nuestros propios chistes, originales, recién saliditos del horno, los que este sábado decidimos tratar el acuciante tema en cuestión en este suplemento que tiene usted en sus manos, lector.

Nos vemos la semana que viene.