DEBATE
Una mirada localista sobre Brüno, la película que reseñó la semana pasada Diego Trerotola, estrenada directamente en DVD.
› Por Pablo Ben
La semana pasada Diego Trerotola publicó un artículo sobre Brüno, la película donde el comediante actúa el estereotipo de un gay que escandaliza a la sociedad estadounidense. Según Trerotola, si bien tiene momentos que desafían la homofobia, termina presentando a lo marica desde el chiste fácil característico de Hollywood.
Quisiera presentar otra perspectiva: la película es desopilante. Se ríe de la homofobia al mismo tiempo que se burla del estereotipo del gay superficial que promueven los medios e incluso de algunas de las tendencias más problemáticas de la cultura gay. Por ejemplo, Brüno le pide a un instructor de lucha libre que le explique cómo atacar a un homosexual que intentara violarlo. Mientras el instructor le explica con ejemplos gráficos, Brüno rechaza sus patadas con unos dildos enormes y al final termina arriba del instructor refregándole el pito por el trasero. El instructor no sólo no se da cuenta, sino que se siente orgulloso de haber ganado una batalla más en la guerra contra los gays. El personaje entrevista a quienes pretenden “curar” a los gays con terapias de normalización. Brüno primero le sigue la corriente con la voz más marica posible, pero luego lo intenta seducir abiertamente. Y lo cómico no es la actuación de Brüno, sino hasta qué punto la homofobia hace que la gente ni siquiera pueda reírse.
La perspectiva de la nota de Trerotola se entiende perfectamente en el marco de un público argentino donde la onda chiste homófobo fácil de Tinelli es una epidemia. Pero Brüno es una burla de la cultura estadounidense. En Estados Unidos no existen los Tinelli con chistes homofóbicos fáciles. No porque USA sea una sociedad más abierta, sino porque la cultura sexual opera con una lógica muy diferente. Se trata de una sociedad profundamente escindida: está el país progresista a favor del matrimonio para todxs, que quiere legalizar a todxs lxs inmigrantes, que se opone a las guerras en Medio Oriente. Ese Estados Unidos no hace chistes homofóbicos. Y está el otro o Estados Unidos, el del llamado cinturón bíblico de los estados del sur, el que pide mano dura para la inmigración ilegal, el que se opone a muerte al aborto. Allí tampoco hay chistes a lo Tinelli. La homosexualidad para esa gente es “pecado” y los chistes lo son también. Eso es lo que Brüno intenta mostrar poniéndolxs en ridículo. Esto no significa que la película a veces no se pase de rosca tratando de asustar a la tía gorilona al mejor estilo Peña. En eso concuerdo totalmente con Trerotola. Sin embargo creo que es un gran éxito cultural que una película que se burla de la homofobia sea un éxito millonario.
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