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John Lennon describió al glam rock como “rock & roll con lápiz de labio”, pero se quedó corto. Desfachatez, ambigüedad, brillo y tacos quebraron el machismo en el rock, y mucho más. Estos cuatro discos, todos producidos en 1972, ya son clásicos.
› Por Gustavo Lamas
Brian Ferry comandaba el combo artístico Roxy Music acompañado de músicos como Andy McKay (saxo), Brian Eno (sintetizadores), Graham Simpson (bajo), Paul Thompson (batería) y Phil Manzanera (guitarra). Con esta formación se grabó el debut homónimo, una de las óperas primas más inspiradas del rock. En el arranque, con “Remake Re Model”, aparece la contundencia de la banda. La elegancia crooner de Ferry se ensambla sobre las texturas de Eno y Cía. Los cambios de ritmo y los pasajes por distintos estilos son una constante. Muestra de ello son tramos como “Ladytron” o el medley “The Bob”. El arte de tapa inaugura la serie de chicas que se repetirá en su discografía. En el sobre interno se puede ver a los Roxy con la indumentaria glam: plataformas, animal print y brillos. Eno se luce con unas grandes alas de plumas.
Quizás el disco más icónico del glam-rock en el que Bowie, por primera vez, encarna un personaje que sostendrá durante todo el álbum y sus consecuentes presentaciones. La idea, contar la historia de Ziggy Stardust a través de las canciones, en una obra conceptual. A partir de acá David será Ziggy, algo así como un alienígena bisexual, que deviene en rock star: una gran metáfora del éxito efímero y los trajines del rock, con sus excesos de sexo más drogas. Para semejante obra Bowie arma una banda: The Spiders From Mars, con Mick Ronson en guitarra, Trevor Bolder en bajo y Mick Woodmansey en batería. “Five Years”, “Starman”, “Lady Stardust” y, claro, “Ziggy Stardust”, son algunos de los picos del disco. Con la reedición en CD aparecieron bonus como “Velvet Goldmine”, el tema que dio nombre a la película de Todd Haynes que pinta la época dorada del glam-rock.
A fines de los ’60, Marc Bolan ya estaba al frente de Tyranosaurus Rex dentro de la escena folk. Con el cambio de década, y tras abreviar el nombre del grupo, el compositor cambia de estilo: se pone más rockero. Con la edición de Electric Warrior (1971) llega la consagración gracias al éxito de “Life’s a Gas” y “Get it on”. El paso siguiente, The Slider, no defraudó. Así es como T-Rex confirma su talento de la mano de su viejo aliado: el productor Tony Visconti, encargado de amalgamar arreglos de cuerda con guitarras y superponer los coros de Bolan sosteniendo vocales que funcionan como un instrumento más. A lo largo del disco se intercalan baladas espaciales (Spaceball Ricochet) con rock’n’roll clásico y hard rock (“Buick Mackane”). Los destinados al tope de los charts fueron “Metal Guru” y “Telegram Sam”. La foto de tapa que ilustra a Bolan como un mago andrógino es obra del beatle Ringo Starr.
Disuelto Velvet Underground, el debut discográfico de Lou Reed como solista pasa desapercibido. Enseguida conoce a David Bowie. Así surge la idea de que éste, junto con su guitarrista estrella Mick Ronson, produzcan la grabación de su próximo disco. Para darle forma a Transformer, convocan a un puñado de sesionistas. Reed despliega en este disco todo el submundo warholiano del que formaba parte. “Walk on the Wild Side” será el tema emblema y el primero en alcanzar la rotación radial gracias a su gancho melódico. Por el lado salvaje desfilan travestis, dealers y demás personajes que circulaban por la Factory. La lista de clásicos continuaba con las geniales “Perfect Day”, “Satellite of Love” o las más cabareteras “Goodnight Ladies”, “Andy’s Chest” o “N.Y. Telephone Conversations”. Reed se siente en sintonía con la escena glam-rock y con un tema como “Make Up” se pone al frente de ese movimiento.
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