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El niño que prefería, antes que ir a la escuela, quedarse en casa cosiendo ropita para muñecas o vestidos para la mamá y la hermana, murió este último lunes, en su casa, acompañado por el hombre de siempre. Tenía 71 años. Murió el adolescente perturbado y perturbador, el delfín de Dior, el famoso modisto Yves Saint Laurent, que puso anteojos de montura gruesa a su timidez, a su miopía, a sus ataques de pánico y a su pasión por la androginia. El que posaba desnudo y actuaba en películas porno y que, bebiendo con gusto de la cultura lésbica, creó en la década del ’60 el primer traje para mujeres —le smoking—, homenaje y reencarnación de las cross dressers que hicieron famoso al París de los años felices. Feminizó a los hombres, dio masculinidad a las femeninas mujeres y, púdico hasta el extremo de quedarse mudo, no habló nunca de lo que no se hablaba. Muchos fijan en 1991 la fecha del gran coming out de Yves Saint Laurent cuando lo dijo con todas las letras en una entrevista que concedió al diario francés Le Figaro. Sin embargo, nunca había escondido su condición, ni deseó que debiera esconderse la de nadie: la sociedad que fundó con su compañero Pierre Bergé fue la primera en apoyar a la prensa gay francesa, poniendo avisos en las páginas de las revistas Gai Pied primero y luego comprando acciones de la revista Têtu.
Fue Pierre Bergé, su amor, su decepción, su encuentro y desencuentro, el socio y copropietario de una carrera exitosa, el encargado de confirmar la muerte.
“Estoy conmocionado. Pero no quiero compartir mi emoción, ni mi pena; las guardo para mí.” Este año se cumplían 50 años desde la primera vez. Fue en 1958 cuando Saint Laurent conoció a Pierre Bergé, por ese entonces manager y amante del pintor francés Bernard Buffet. Por suerte para todos, coincidieron en una larga fiesta de fin de semana donde Buffet conoció a su futura mujer y Saint Laurent y Bergé comenzaron un romance que terminó en 1976 con un ataque de angustia para el diseñador, una caída, una especie de reconciliación o convivencia, una perfecta sociedad que duró hasta este lunes. “Coco Chanel trajo a las mujeres la libertad, y él les dio el poder. Fue algo más que un provocador. Fue un verdadero libertario que transformó a la mujer”, dijo Bergé como quien arroja el último puñado de tierra hacia la posteridad. El cuerpo de Yves Saint Laurent será cremado y sus cenizas se depositarán en los jardines de Majorelle, en Marrakech, la mansión que compraron en los años ’80, la casa de los dos.
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