Viernes, 26 de febrero de 2010 | Hoy
TEATRO
Sobre el reestreno de Tengo miedo Torero, de Gonzalo Begérez, sobre el texto de Pedro Lemebel.
Al hablar de su novela Tengo miedo torero (Seix Barral, 2001), Pedro Lemebel comentó: “Roberto Bolaño dijo que no le gustaba, que era un folletín rosa. Y eso era, no quería ser nada más”. Sí, pero se tratará a lo sumo de esos folletines que, a modo de un Manuel Puig, dan un golpe de vivacidad al mundo literario y ofrecen una recreación siempre bienvenida de la historia. Y por supuesto que su adaptación para teatro es un melodrama, claro, pero no es sólo eso. Bajo los parámetros de este género el director uruguayo Gerardo Begérez –confeso enamorado de la obra de Lemebel– construyó su propia versión. La función de reestreno se hizo en presencia del mismísimo Pedro (que al terminar la obra aplaudió muy emocionado). Begérez se concentra en una puesta sencilla, concediéndole la propiedad del glamour al mundo fantasioso de su protagonista, la “Loca del Frente” (se refiere al Frente Patriótico Manuel Rodríguez). La Loca es una marica, costurera, que en el pasado ha hecho shows travestis (no sabemos por qué no los hace más, aunque sería lícito arriesgar la hipótesis de la censura). Pero la potestad sobre el glamour no es exclusiva de ella, también es aquello que detenta el personaje de la esposa de Augusto Pinochet, Lucía Hiriart (maravillosamente interpretada por la actriz Hanna Fleischman), obsesionada con las últimas creaciones de Nina Ricci. Lucía, personaje antagónico de la Loca, no concibe el glamour como un intento de embellecer o adornar la cruda realidad, sino como el único sentido de una vida miserable, villana y meramente materialista. Ambas, en sus antípodas, encarnan los dos puntales de máxima oposición ideológica y valores humanos en el marco de esta historia que transcurre en 1986, año del atentado a Pinochet de manos del Frente Patriótico. Carlos, uno de los integrantes del Frente, toma como base de operaciones para la preparación de este atentado la casa de la Loca. Ella se la ofrece por amor y él durante un tiempo llena su comedor de cajas y la visita diariamente, dando lugar a la emergencia de una relación que termina involucrándolos a ambos sentimentalmente –aunque de distinto modo–. Idealistas los dos, ella en su amor por Carlos y Carlos en sus sueños revolucionarios, llegan a establecer una cotidianidad tierna y amorosa, erigiéndose así como contrapartida de la pareja presidencial: una sociedad conyugal gobernada por la indiferencia, la abulia y el maltrato. El enfrentamiento, se deja ver entonces, no es sólo político en el sentido clásico del término. Aquí la estructura heteropatriarcal aparece asociada al autoritarismo y a la criminalidad y se opone a la diversidad humana y a la igualdad, en el más amplio de los sentidos. Algunos de los párrafos extraídos directamente de la novela son interpretados por la actriz Julieta Bottino y nos permiten apreciar la belleza, audacia y pasión que guarda el texto. El humor y la ironía complementan esta dinámica pieza teatral de casi dos horas de duración. Pero el tiempo no se siente. Por lo menos adentro del teatro.
Tengo miedo torero, lunes a las 20.30, Teatro La Comedia, Sala 2, Rodríguez Peña 1062. 4815-5665.
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