TEVE
“¿Cómo es besar a un hombre?”, preguntó Ernestina Pais desde la silla central del escritorio de CQC (Telefé), como si haber heredado el puesto de Mario Pergolini la obligara a cumplir a pie juntillas el guión del macho alfa. Cristian Sancho, destinatario de la pregunta y protagonista de la primera escena de sexo gay cuasi explícito en un novelón argentino como es Botineras (Telefé), la miró y fue suficiente para que la conductora se diera cuenta. “Bueno, sí, yo sé cómo es besar a un hombre, te lo pregunto a vos.” Por suerte el actor y modelo de la marca de calzoncillos Eyelit no llegó a contestar. Es que la dinámica del programa no se lo permitió. Y no por tener sensibilidad para la estupidez sino porque la clave es hablar mucho y rápido, aun cuando haya poco que decir. “¿Investigaste mucho para hacer este papel?” (léase con doble sentido), fue la siguiente pregunta de la conductora. “Porque es un papel muy difícil”, insistió, antes de que entre los tres que se sientan a la mesa –además de Pais, Gonzalito y Juan Di Natale– sometieran a Sancho a un “test de heterosexualidad” para descubrir si en la tira actuaba o hacía de sí mismo. Serio y compuesto, Sancho llegó a admitir que podría “darle” a Elisa Carrió. Es que tenía que elegir entre ella y un hombre, y aquí lo importante era salir indemne. En ese tren, el actor que se despachó a gusto sobre lo “cuidada” que había sido la escena, compuesta de largas miradas y estética de soft porno heterosexual al estilo canal Playboy, aclaró más de una vez lo bien que había sido recibida su actuación por el “público gay, que por otra parte es un público exigente y muy inteligente”. Ya lo había dicho en Clarín, en la sección Espectáculos, el jueves anterior: “Lo que más me agradecieron es que haya sido respetuoso y sin mariconerías”. Sancho no contó quién es el vocero de la “comunidad gay” con quien se comunica, aunque no hay por qué sospechar de la veracidad de sus dichos, ya que si se pusiera a una chica en el lugar del personaje de Lalo no habría cambiado ni un ápice el guión de la escena. Sin embargo, no deja de resultar interesante la relación homosexual entre jugadores de fútbol en la ficción nacional; lástima que después los actores tengan que rendirse a un test de ¿normalidad? Y hasta soportar que la entrevistadora cierre la nota sorprendida por los gritos de placer del público femenino presente: “¿Por qué gritan tanto las chicas? A mí, la verdad, me da un poco de... rechacito”.
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