BICENTENARIO APOCRIFO 4
Las canciones patrias y las mazamorreras bajo la lupa.
› Por Mónica Cabrera*
¡Compatriotas, fulanas, vecinos, avispados, zonzos, perrada en general!
Ha llegado la hora de hacer justicia, de reconocer, aceptar y desenmascarar al criollaje extrañado que, disimulado entre los patriotas heterosexuales, labraron la gran gesta que nos ha traído hasta aquí, a esta democracia plural, homosexual, patriarcal y contradictoria inmersa en el capitalismo salvaje, producto de los exabruptos de la testosterona patria.
Es a las hormonas y sus vaivenes a quienes se les debe la fundación de la patria.
Dice la copla:
Cielito, cielito lindo, cielito de los arrieros...
Un canto gay friendly, que aceptaban con guiños tolerantes las negras mazamorreras mientras entonaban la cantinela lésbica:
Vendo la mazamorra bien calentita,
para los dientes blancos de mi mocita.
En esa ambigüedad de los cariños entre ama y patrona se esconden calores y encuentros secretos que construyeron los miles de túneles en las entrañas de Buenos Aires. Luego, la incansable actividad sexual prohibida fue encubierta por supuestas persecuciones políticas, carreras y huidas por actividades revolucionarias.
En tanto, resuenan recias voces varoniles y agudas voces femeninas cantando:
Y las campanas mezclan sus alborotos al de las dianas...
¡Viva la Patria!, se oye y el clamoreo...
Y nos entra en la sangre cierto
hormigueo...
Resulta imposible imaginar a los rudos revolucionarios dispuestos a morir por la libertad de la nueva nación, sintiendo “cosquilleos en la sangre” por influjo de campanas y trompetitas. Es propio de los sensibles admiradores de la comedia musical, que escuchan con el rostro arrasado por las lágrimas a Liza cantando “Cabaret” o “The Sound of Music” entonado por lady Andrews.
Mientras la historia intenta ser narrada como un cuento infantil, sin matices ni contradicciones, se apilan en documentos secretos, guardados con un afán que envidiaría el Opus Dei, las pruebas de los amores condenados de patriotas.
Una investigación de la Federal Research Anthropologic Pampas Gay from Massachusetts Institute of Technology da cuenta de los rastros hormonales extraídos de restos encontrados en dichos túneles.
La ingesta de agua proveniente de napas arcillosas, el consumo exagerado de mazamorra y empanadas de carne jugosas, produjeron un interés inusitado por el mismo sexo.
(Nota del Traductor: Es sabido que las causas de homosexualidad son producto de la mezcla de arcilla, mazamorra y empanada salteña. Le sugerimos que lo intente en su hogar, y comprobará cómo la homosexualidad le sube rápidamente por el organismo como un río de lava.)
El vino patero y el aguardiente producía también un descenso de las represiones naturales al desenfreno y la chacota. De tal manera, los daguerrotipos de la época muestran a los patriotas uniendo sus bocas en varonil beso francés o chupón de lengua, en su acepción criolla.
La energía sexual irrefrenable de los homosexuales patriotas (es sabido que el gay tiene una actividad sexual entre un 125 y un 300 por ciento más que el heterosexual medio) impulsó a la Gesta de Mayo, en un desborde juvenil lleno de optimismo y alegría.
También se registran cartas que demuestran que el doctor D.M., los secretarios S. de L. y N.V. eran famosos mariposones que asistían a las tertulias literarias con hermosos pelucones y peinetones que se veían obligados a llevar para armonizar sus cabezas con sus medidas y estaturas masculinas. Fue así que impuso entre las damas criollas el recordado peinetón y la mantilla.
¡Tantas tertulias en la casa de Escalada, de Balbastro, de De Luca, de Sarratea, fueron animadas por los precursores trans en nuestra patria! Allí se reunían los comerciantes para discutir sobre religión, política, e incluso para jugar a las cartas, al billar o truque, al ajedrez y al chaquete, y resolver adivinanzas y acertijos. En general se daban una vez por semana. Después de la charla o los juegos era muy común que se bailara hasta tarde. Las elegantes travestidas se enlazaban y bailaban entre risas; las dulces damiselas probaban unos pasos de gavota llevadas con férrea mano por sus amigas lésbicas. En ese trajín se gestó también la patria.
Mal que le pese a mucho patriota de sable y charretera, el gaucho se rompió las uñas luchando contra el godo. Porque no es de hoy que tenemos una tía que no es solterona, que su amiga no es su amiga. No es de hoy que tenemos un primo que vive con el compañero de cuarto, que no es su compañero de cuarto. También los patriotas sentían las cosas en el cuerpo, fuera de la regla, iniciando la revolución, la histórica gesta que debería inspirarnos cada día. En aquel tiempo había que ser muy macho para ser puto.
¡Viva la patria, aunque yo parezca! Porque como te ven te tratan, si te ven mal, te maltratan, porque no sólo hay que ser sino parecer.
* Actriz. Se presenta viernes y sábados a las 21.30 en Bataclana (Corrientes 3500) con El Club de las Bataclanas y Limosna de Amores, respectivamente.
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