Neutral es el concepto que parecen reflejar los nuevos usos del gris para esta temporada. Las pasarelas y los comercios reflejan hoy más que nunca lo real y concreto y el “gris” resulta ser el mejor mediador en tiempos de conflictos. Es el centro de todo, transición entre el blanco y el negro o la suma de los opuestos complementarios. La mejor herencia que nos dejó la Bauhaus, el color gris da la impresión de frialdad metálica, pero también sensación de brillantez, lujo y elegancia. Al color gris se lo asocia con la independencia, la autosuficiencia, el autocontrol, porque es un color que actúa como escudo de las influencias externas. Se asocia con lo intelectual y por algo se habla de la “materia gris”.

Hace casi un año, la “Gurú” del color Li Edelkoort argumentó –durante una entrevista con motivo de la apertura de su muestra en París, Arqueología del futuro– que “el gris será el color símbolo del porvenir. No es el momento de tener o expresar opiniones fuertes, es tiempo de consenso y respeto, de unión y cooperación. Incluso Obama es símbolo del gris porque es hijo de una mujer blanca y un hombre negro. Las más innovadoras y estimulantes ideas, además de hacer diseño de cooperación, de mezcla, de fusión, deberán hacer ‘narración del diseño’, debemos re-contar nuestras historias para que el diseño se convierta en el vínculo entre lo personal y lo cultural, que pueda expresar el complejo tejido social en la cual existimos”. Edelkoort (Holanda, 1950), además de “Gurú” de tendencias, es editora de dos prestigiosas revistas de culto en el sector de indumentaria, View on Colour y Blow, y fundadora de Trend Union, empresa pionera de análisis de tendencias.

También es cierto que el gris admite connotaciones negativas, “densas y oscuras nubes grises”, la niebla y el humo. El gris es el color de la evasión, se relaciona con separarse de todo, permanecer al margen y huir de compromisos. En Oriente sucede todo lo contrario: es el símbolo de la serenidad y la sabiduría, y en la Edad Media se lo consideraba símbolo de pureza y esperanza. Y fue ésta la versión minimalista que vimos en los ’90.

Finalmente, Edelkoort insistía en un nuevo y rico punto medio, y considera que “el diseño debe integrar los aspectos funcionales y formales con los espirituales y emocionales, encontrar un equilibrio entre el tecnológico/virtual y el hecho a mano, debe sumar culturas y restar diferencias para disfrutar un presente atemporal”.