Viernes, 2 de julio de 2010 | Hoy
TEATRO
Por Ariel Alvarez
En el Taller del Angel se presenta Berlín 1940, una historia de amor incondicional entre dos hombres que tiene como trasfondo implacable al nazismo y sus prácticas de persecución.
La atrocidad es el contexto que Ramón Perelló (reconocido actor y director), autor de la obra, eligió para narrar una historia que nos habla de la persecución de la cual eran víctimas los homosexuales durante el régimen nazi. La acción transcurre en un escenario que se divide en dos: la antesala del prostíbulo de Madame Rochel y la habitación de Ivette, una de las prostitutas que trabajan en el lugar. La proximidad del público con el escenario les dan un carácter intimista a los sucesos que veremos a lo largo de este drama. Y es que, en Berlín 1940, todos los protagonistas tienen secretos que rigen sus vidas, secretos guardados a causa del miedo primario que produce vivir en un estado de total opresión.
La primera escena nos presenta a Madame Rochel (interpretada por Ana Nani), quien se dispone a dar inicio a otra noche de trabajo en su burdel. La discusión que mantiene con Ivette (Daniela López Palacios), la prostituta rebelde, ingenua y encantadora, nos devela el primero de los secretos: Madame Rochel abandonó París y se instaló en Berlín, donde regentea este prostíbulo con el único objetivo de poder encontrar a su hijo que está desaparecido (presuntamente capturado por los nazis) por razones que no nos explica, pero que a la vez resultan obvias.
Todo está listo para comenzar y el primero de los clientes llega. André, interpretado por Guillermo López, quien, impecable desde lo corporal, compone a este personaje nervioso y tímido que requiere de los servicios del lugar. Madame Rochel lo conduce a Ivette y allí, en la intimidad de esa habitación, se devela el segundo secreto: “He venido aquí para salvar mi vida”, dice. Es homosexual y lo están persiguiendo.
La inminente liberación de Gérard (Diego Gemoli), el hijo de Madame Rochel, es el detonante del momento de mayor tensión dramática de la obra. Todos están allí por una razón y, forzados durante la mayor parte de sus vidas a sobrevivir, deberán tomar una decisión que pondrá en juego sus propios prejuicios. Las tropas alemanas están cada vez más cerca.
La dirección de Walter Guzmán ha sabido dar gran dinamismo a las actuaciones. La acción muchas veces en interrumpida por efectos de sonido que nos dan cuenta del accionar del ejército alemán: se están llevando a los judíos del barrio. El tono en el cual hablan los personajes es una mezcla de lenguaje neutro (hablan “de tú”) y frases plagadas de modismos argentinos que, si bien al principio confunde un poco, es un recurso válido que, unido a algunos de los diálogos, ponen en evidencia que la discriminación (a quien sea) es un tema, lamentablemente, por demás actual.
Berlín 1940 es una obra interesante, ideal para aquellos que quieran tener un primer acercamiento a una de las problemáticas de las personas queer o para aquellos que quieran conocer acerca de una época donde una simple sonrisa o una caricia revelaba la orientación sexual de las personas, y esto hacía que fueran perseguidas y asesinadas.
TODOS LOS JUEVES DE JULIO A LAS 20 EN EL TALLER DEL ANGEL, MARIO BRAVO 1230. ENTRADA: $ 25.
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