Vie 03.09.2010
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4 X

Pulsaciones y frecuencias

› Por Gustavo Lamas

Caribou Swim (Merge)
El canadiense Dan Snaith tuvo que abandonar su alias Manitoba y adoptar uno nuevo: Caribou. Swim es su tercer trabajo bajo este alias. Aunque sus antecedentes permitan avizorar una continuidad por los caminos del indie electrónico o el post-rock repetitivo, hubo un cambio de timón para profundizar en los ritmos bailables. El mismo cuenta que su intención es hacer música de pista, pero con referencias sonoras más cercanas a la fluidez del agua que a la rigidez de los metales. Así nos invita a sumergirnos por beats mutantes, insinuaciones pop en canciones que se diluyen y entramados para bucear o contonearse en una disco flotante. Todo lo que queda en el recorrido entre New Order y los Animal Collective.

Oneohtrix Point Never Returnal (Mego)
¿New age para nuevos chicos indies de la era YouTube? Demasiado irónico, pero algo de eso hay en la aparición de Daniel Lopatin: uno de los nuevos niños mimados de la prensa especializada y exponente prolífico de la electrónica retrofuturista con su proyecto Oneohtrix Point Never. Su mundo sonoro nos remonta al ambient de Tangerine Dream, Eno y The Orb. Luego de un derrotero por ediciones caseras y pequeñas tiradas, Returnal es su primer álbum para la disquera austríaca Mego. Un recorrido que pasa de las paredes ruidosas a la calma absoluta y una amalgama de sintetizadores que trasluce su sensibilidad pop. Para recostarse en sus suavestars sónicos y soñar con viajes en alfombra voladora.

Jimmy Edgar XXX (!K 7)
Enfrentarse al nuevo álbum de Jimmy Edgar nos pone ante su mundo de ambigüedades. El joven prodigio oriundo de Detroit arrancó a pinchar como dj a los 15 y a los pocos años ya grababa para Warp, uno de los sellos emblemáticos de la electrónica. En su álbum antecesor, Color Strip, el costado pop y funk apenas se percibía camuflado entre arreglos intrincados y una sobrecarga de ruidos y ruiditos. Por el contrario, en XXX su faceta deconstruccionista deja lugar al funk sensual deudor de Prince y hasta parece un Justin Timberlake sobredosificado de Vocoder. Más despiste aún cuando el nombre de álbum remite a la pornografía y cuenta que sus máximas inspiraciones al momento de grabar fueron el celibato, el amor y la pérdida.

Diskjokke En Fin Tid (Smalltown Supersound)
Proyecto de Joachim Dyrdahl, violinista de formación tradicional, que terminó encontrando su camino en los vericuetos de la electrónica de ayer, de hoy y de siempre. Forma parte de la escena neodisco de Noruega junto a Prins Thomas, Todd Terje y Lindstrom. Al igual que su coterráneos, en este segundo álbum retoma la senda de la disco music más cósmica, sin disimular otras referencias como el tecno pop clásico de Kraftwerk y el acid house que explota en sus bajos oscilantes. Ocho recorridos galácticos en los que no ahorra melodías y atmósferas cósmicas desplegadas sobre el pulso discotequero incesante. Para bailar con el traje de astronauta puesto hasta que los planetas choquen.

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