Viernes, 29 de octubre de 2010 | Hoy
LUX VA A VER HABLA! ¿Y QUE CARAJOS SI LA CASITA ERA UN SUEñO?
Si Alexis tardó un año y medio en escribir la carta donde le hablaba a su esposa sobre su homosexualidad, Lux tardó segundos en armar un combate cuerpo a cuerpo con los actores y actrices de esta obra de teatro basada en la novela de Marguerite Yourcenar.
No sé si habrán advertido que desde hace unos años la Ciudad de Buenos Aires se está poniendo políglota. Es decir que, como Catita, por todos lados se oye hablar en idioma, y quien no haya aprendido todavía a decir gostoso o mesié puede quedarse afuera de una venta en dólares o, peor aún, del trueque carnal, porque hay que ver los manjares multicolores que recorren la calle Defensa, cerca del Centro de Operaciones Libidinales Lux. Por todos lados se van acomodando los nómades dolarizados en las casas antiguas de San Telmo, vaciadas de indeseables inquilinos u okupas criollos por los comandos inmobiliarios de Macri, cuando no por sus terminators. Así están las cosas en mi barrio.
En una de mis expediciones de Caza Mayor por la calle Defensa rapté por unas horas a un francés de nombre Hervé Segata que, después de la intimidad de mis sábanas, y en un castellano muy mousse au chocolate, me tomó de la mano y me llamó Mónica. “Esta carta, amiga mía, será muy larga”, me advirtió. Yo no veía ningún papel, ni ninguna Mónica. Sabrán que, por convicción ideológica, para mí la policía sólo sirve como fetiche sexual y jamás para buchonear a un inofensivo psicótico. Lux nunca descenderá a la ignominia de discar fácilmente el 911, ni siquiera si se ha llevado al dormitorio a un extranjero que de golpe entra en posesión del espíritu de un tal Alexis. “C’est moi. Alexis, el puto del tratado del inútil combate. Más fuerte que yo ha sido mi instinto. Mi cuerpo me ha venido curando de tener un alma. Siempre te creí capaz de comprender, lo que es más difícil que perdonar...” ¿Alexis, el de la novelita de Marguerite Yourcenar?”, le pregunté como si fuese de lo más natural haber terminado de coger con un chico brotado de una ficción. Me ha ocurrido que en un encuentro a ciegas S/M un señor se me presentó como el Conde Drácula, pero jamás alguien con tanta finesse como un personaje de la Yourcenar. En un mundo en el que, de este lado del espejo, reina Ricardo Fort, bien puede Lux admitirse Mónica y cruzarse del otro lado a vivir vidas ajenas escritas en un estilo clásico.
Lo cierto es que Hervé Segata no era un psicótico sino algo más convencional y, como actuaba en la obra de teatro Habla!, del mexicano Saeed Pezeshki, horas después de nuestro glorioso combate carnal, se había puesto a ensayar conmigo su papel de Alexis, la loca que pide perdón por carta a su esposa por haberle mentido sobre su deseo. Pero fue mi propio deseo el que saqué del closet cuando fui al otro día al estreno en Teatro Puerta Abierta, como periodista invitadx de Soy, y el galancito de la boletería me puso el ticket en la mano acompañado de una caricia. Yo le susurré en plan seducción: “Mirá que yo no soy Mónica; y no perdono”. Enseguida me escribió en el programa su número de teléfono, y al lado de su nombre (que no pienso develar) la frase “pasión asegurada”. Estuve a punto de saltar del otro lado del mostrador, pero la obra estaba empezando, y además es mejor dejar madurar la pasión al menos durante una hora y pico antes de pelarla.
Ahí en el escenario estaba Alexis-Hervé, rodeado de los otros actores que también son extranjeros. Ahora, ¿fui yo quien miró primerx desde la butaca a la brasileña en tetas, o fue ella la que advirtió de inmediato que una Lux se encendía en la platea, y como Alicia invertida cruzó en ese momento el espejo hacia la real realidad? Lo cierto es que esa noche cuando terminó Habla! Alexis se fue con un chongo, el boletero se fue solo, y yo me fui con la brasileña Sepúlveda. Así de múltiple, de arbitraria, de cruel, es la mamushka del deseo.
Habla! ¿Y qué carajos si la casita era un sueño?
Sábados a las 20 en Teatro Puerta Abierta. Lavalle 3636
http://habla-teatro.blogspot.com
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