1. Este Buda tallado en madera está ahí delante mío un poco para meditar y otro poco para hacerme compañía. Es un regalo que me hizo una amiga cuando cumplí los cuarenta. Además del valor emotivo que tiene, para mí es un símbolo de tranquilidad y de paz.

2. Si me preguntás por algún objeto de mi infancia, éste es el primero que me viene a la cabeza. Es una medallita que tiene grabado mi nombre de un lado y la fecha 23-8-70 del otro. Me la regaló mi abuelo cuando cumplí un año. Pero mi mamá la tuvo guardada mucho tiempo y recién me la dio cuando publiqué mi primer libro, Ser feliz en Baltimore.

3. Es una sirena con las tetas muy paradas. La tengo puesta en la biblioteca delante de donde trabajo, sobre la computadora... y siempre parece que me está mirando. Es una típica artesanía mexicana.

4. Computadora. Me la compré el año pasado. En realidad es una netbook que pesa poquito, así puedo llevarla a todos lados en la cartera o mochila. Ya no escribo más a mano. Todos estos objetos me acompañan en uno u otro momento del día. Me gusta mucho ir a los bares a tomar café y escribir: escribo notas, poemas, hago investigaciones. La invención de este tipo de computadoras es ideal para la gente que, como yo, gusta de escribir en los bares.

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Foto y producción Sebastián Freire

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