4 X BAFICI
Tecnologías del cuerpo, amores iniciáticos, el sexo como resistencia política y el éxtasis al que lleva un romance de fin de semana, todo eso en cuatro películas elegidas para atravesar el Bafici con un mapa a medida.
Ganadora del premio Teddy 2011 al mejor documental lgttbi en el Festival de Berlín, el primer largo de la sofisticada experimentalista Marie Losier sigue las rupturas de Genesis P-Orridge, creador de bandas como Psychic TV. El foco del relato testimonial es el particularísimo amor fusional entre Genesis y su pareja Lady Jane, que los encamina a borrar los rasgos que diferencian y marcan sus géneros, sus cuerpos, pero también para devernir dandies futuristas, entregando sus anatomías a un arte carnal para proyectarse al futuro incierto. El plan personal de body art del dúo se llama Pandrogine, y es un lugar donde la cirugía plástica transformista los baña de una nueva sensibilidad y sensorialidad para hacer cortocircuito en el mundo de las nociones estancas.
La tristeza del éxtasis del romance de fin de semana, que tiene algo de instantáneo y casual como profundo y perplejo. Y todos esos estados son el punto de partida para una película inglesa que acierta en una concentración emocional para plasmar una relación gay que relampaguea en pocos días de intensidad tormentosa. De esas noches que después de una borrachera en una disco, donde uno termina con alguien en la cama y donde el amor aparece golpeando las puertas del estómago como una resaca que conviene no curar. El perfume documental de la cámara de Haigh se mete entre las sábanas para que esta ficción sea tan cercana como para oler el mal aliento matinal, la transpiración sexual y el aroma del porro post coito de dos jóvenes que revientan su calentura en una cama que dura lo que dura.
Las censuras sobre la sexualidad en Tailandia tratan de asfixiar a varios de los mejores exponentes del nuevo cine de ese país en la vanguardia asiática. Muchas películas que recorren festivales, como las de Apichatpong Weerasethakul, corren serios peligros de no poder estrenarse en Tailandia por no responder a una correcta (y homofóbica) representación de los géneros y la sexualidad según dictan las autoridades censoras. The Terrorists es una nueva afrenta del director Thunska para contrarrestar la censura oficial, y para dar rienda suelta a un homoerotismo que, en alianza con muchas de las claves del posporno, se podría denominar pornoterrorista. Hay un ojo seducido por chongos de la clase obrera y hasta mancebos excitados que se autoestimulan (o sea, se hacen flor de paja) como forma de resistencia política. Clase obrera revolucionaria a puro sexo.
Como sucedió hace unos años con Un año sin amor, de Anahí Berneri, este año el Teddy a la mejor ficción lgttbi fue para una película argentina. Y fue Marco Berger, que había dirigido la homoerótica Plan B, quien subió a recibir la estatuilla dorada por Ausente. Su nuevo relato sigue el deseo en ebullición hormonal del adolescente Martín, que comienza a metejonearse desesperadamente con su profesor de educación física. ¿Cómo declarar, calmar uno de esos primeros calores del cuerpo? Algo así como una película de iniciación imposible, el conflicto que enfrentan Martín como Berger es buscar la situación narrativa que pueda expresar el deseo en un contexto donde se vigila y reglamente las relaciones entre adultos y menores, entre alumnos y profesores. Por ahí se filtra la mirada del cine para buscar las tensiones de un conflicto difìcil de resolver.
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