Vie 11.07.2008
soy

CATáLOGO Q

Al abordaje

› Por Claudio Zeiger

Herman Melville
Billy Budd, marinero

En la tradición de la iconografía marinera, Billy Budd fue un relato tan precursor como tardío. A pesar de haber sido escrito hacia 1889, fue publicado recién en 1924, más de treinta años después de la muerte de su autor, el impar Herman Melville. No hay dudas: Billy Budd condensa el homoerotismo con fuerte olor a puerto, el de la vida de los hombres sin mujeres en barcos durante largas travesías que luego reaparecerá en Genet, en Cernuda, en Mishima y tantos otros. Basado en la figura real, existente hacia fines del siglo XVIII (el relato transcurre exactamente en 1797) del “marinero bonito”, un ejemplo de belleza masculina que se destacaba entre los demás hombres de mar y recibía un trato especial, una especie de cortejo, el relato de Melville gira alrededor de un drama pasional.

El maestro de armas del buque de guerra “Indómito” se las agarra con el marinero bonito recién embarcado a la fuerza, ya que se lo arrebataron a un barco mercante. Quizá lo odia porque lo desea y no puede tenerlo, o quizá porque simplemente lo desea, o lo desea y puede poseerlo. Pero en ningún caso soporta la realidad de su propio deseo. Y el odio está a un paso de la destrucción. Por ello prefiere inculparlo de provocar un motín a bordo y lo denuncia frente al capitán, quien también parece haberse prendado del joven Budd.

Melville no ahorró efusivas descripciones de la belleza física de Billy Budd: un cuerpo atlético que desnudo podría haber posado para una escultura de Adán antes de la caída, con el rostro de un adolescente candoroso. Súmese un carácter dúctil y amable, una mirada bondadosa, una actitud pasiva y un leve tartamudeo que lo llevará a la perdición. Desencadenado el drama pasional, muerto el maestro de armas, Billy Budd debe ser sacrificado como un mártir de los mares de este mundo.

Si abundan las referencias homoeróticas en Moby Dick, a partir de los vínculos entre los personajes y también por aspectos simbólicos, en Billy Budd todo gira explícitamente alrededor de la armonía y los conflictos suscitados por la perturbadora presencia de la Belleza Masculina en estado puro. Esta es abordada desde la racionalidad (Vere, el capitán) y desde la depravación innata (Claggart, el maestro de armas). Ambas actitudes resultan en definitiva destructoras de la belleza, aunque no son lo mismo, desde ya, en la escala de valores de la obra. Pero lo que sucede en Billy Budd, sumado al hecho de que Melville no concibió la posibilidad de publicarlo en vida, lo convierten en un fragmento de sombría represión, ráfaga de deseo imposible, una flor de basurero palpitando en la respiración nocturna de los puertos.

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