Viernes, 4 de abril de 2008 | Hoy
TAPA
El deseo polimorfo tiene pantalla en Buenos Aires: sexo explícito, sadomasoquismo, transexuales, vampiros queers... El décimo Festival de Cine Independiente (Bafici) sigue rodando fuera del closet fiel a la tradición que forjó en la última década: su programación es la más diversa, en cuanto a temática sexual, que la que se puede encontrar en cualquier otro evento que se produzca en Argentina. Desde el 8 de abril, películas para todos los gustos.
Por Diego Trerotola
Traída desde el pasado, conserva su electricidad intacta, como si fuese craneada hoy por un director cool independiente, aunque es la ópera prima de 1985 de Gus Van Sant. Restaurada recientemente, este debut es lo más queer del cine americano de las últimas décadas, y cuenta el metejón de un americano por dos delincuentes juveniles mexicanos. Aunque hay cierto perfume pasoliniano en el homoerotismo, ésta es básicamente una película de frontera tanto como Sed de mal de Orson Welles, compartiendo no sólo el tema, sino también la narración febril y el contraste en blanco y negro como sensual pesadilla expresionista. Pero también, Mala noche es la promesa de un director que empezó diciéndolo todo con la fuerza de un grito primario genuino, para luego ir encontrando los grises que desarrolló en su obra.
Viernes 11, 19.15, Hoyts 10; sábado 12, 22.00, Sala Lugones; domingo 13, 22.45, Malba; domingo 20, 17.00, Sala Lugones.
Una frontera aún más conflictiva es la Tel Aviv que describe Lior Shamriz en Japan Japan, donde un joven gay busca el salvoconducto que lo arroje fuera del territorio bélico natal. Estampa de una ciudad a kilómetros de una guerra, con el nervio de filmar en las calles en zona en tensión, la película va del documental al musical con música de ABBA de una manera informal pero creativa, registrando la vida sexual de un gay que sueña con viajar a un lejano oriente más imaginario que real. Instantánea y honesta, yendo del chat gay hasta el porno, la película mira el desarrollo de la identidad en la nueva modernidad, donde el Google Earth es la forma actual de relacionarse con el mapa mundial sino también un lugar para ubicar nuestras propias fantasías eróticas.
Miércoles 9, 17.45; jueves 10, 13.00 y 23.45 en el Hoyts 8.
Lo que sorprenderá a más de un espectador porteño es Después de la revolución, un diario personal que el cineasta Vincent Dieutre filmó en Buenos Aires durante su visita el Bafici 2004, una ciudad donde cierta tensión, herencia de la crisis de 2002, aún se respiraba en cada esquina. Y su mirada reflexiva de Buenos Aires incluye un paseo de la vida gay local, con algún levante en la calle Santa Fe incluido, más un trip sadomasoquista en primera persona, filmado con una libertad que imprime toda la densidad del propio deseo.
Jueves 10, 21.45, Hoyts 8; sábado 12, 23.30, Hoyts 7; lunes 14, 12.30, Cosmos.
Este documental español está ubicado en una zona de conflicto, aunque todo parece resuelto por el alcalde gay Francisco Maroto, que creó un edén de la diversidad el medio de un pueblo católico montañés de 50 habitantes. Tras la ley española de casamiento, que amplió los derechos a personas LGTB, muchos alcaldes se opusieron a implementarla, y Maroto se convirtió en el ejemplo de la resistencia. Así, Campillo es un pueblo chico y un paraíso grande: un exitoso registro civil de la diversidad sexual. Y Maroto, con su historia de vida, invierte ese relato del gay de pueblo chico que tiene que ir a buscar la libertad al anonimato de las grandes ciudades. Película activista inteligente basada en el carisma de este alcalde, un hombre joven con una sencillez tan confortable que no faltará quién se desespere por ir a casarse a Campillo, ¡pero con él!
Lunes 14, 21.30, Cosmos; martes 15, 20.15, Hoyts 8; jueves 17, 21.00, CCRojas.
La París de Christophe Honoré no tiene tensión ni es idílica, apenas tiene unos jóvenes que transitan la ciudad con una melancolía afrancesada, reforzada por esas canciones que ya no sorprenden pero sí fascinan en cierta dulce tendencia musical del cine galo. Con Louis Garrel y Chiara Mastroianni y sus suaves seducciones inmanentes, esta película se transforma en un cantito melodioso a la ambigüedad y la bisexualidad. Y, elegida la película de cierre del Bafici, tal vez sea la forma más acertada de abandonar el cine para caminar por la ciudad con ojos más abiertos a las posibilidades amorosas y sensuales que esperan en cada esquina.
Domingo 20, 20.15, Hoyts 6; domingo 20, 23.15, Hoyts 10.
Aunque su título engañoso apunte a otras páginas, la película de la directora mexicana Yulene Olaizola es Tennessee Williams en estado puro, y no se trata de una adaptación de su obra. Sí se basa en un libro homónimo de una mujer mexicana que cuenta sus memorias íntimas desde su casa de la Ciudad de México. Pero tampoco es una ficción, sino que es un documental donde dos mujeres dan su testimonio sobre una relación con un enigmático joven queer que terminó en una tragedia de prensa amarilla. Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo se convierte así en una historia atrapante, un relato oral devenido thriller que desnuda sutilmente, entre otras cosas, las consecuencias del machismo de la sociedad mexicana y la psicosis que eso puede generar.
Miércoles 16, 20.15, Hoyts 10; jueves 17, 19.00, Hoyts 6; viernes 18, 20.45, Atlas Santa Fe 2.
Basada en un hecho real, y su director, Tom Kalin, ya había demostrado su ojo para casos polémicos de tintes queer en su ópera prima Swoon, sobre el famoso crimen de la pareja gay Richard Loeb y Nathan Leopold Jr. Acá hay una familia algo (y por momentos muy) incestuosa, con una Julianne Moore de encanto diabólico y una elegancia visual que hace de cada plano un homenaje a la estética orgullosamente maricona.
Miércoles 9, 11.30, Hoyts 6; domingo 13, 222.15, Cosmos; martes 15, 22.00, Malba.
El guionista y director Paul Schrader también tiene esa estética visual al retratar los salones aristocráticos en este thriller político en Washington entre mujeres de alta sociedad, con una Lauren Bacall que en su vejez no perdió su particular sorna erótica y ambigua. Aunque en esta película el mérito actoral lo carga el protagonista, Woody Harrelson, que personifica sorprendentemente a una maricona de clase alta, metida en una trama policial, con mohínes y expresiones a lo Truman Capote, tan pero tan teatralmente puto que se vuelve un espectáculo hipnótico.
Miércoles 9, 19.45, Teatro 25de Mayo; sábado 12, 22.45, Atlas Santa Fe 1.
De Tomas Alfredson, la historia sigue las tribulaciones de un niño enamorado de su vecino: un vampiro andrógino de doce años, y está basada en el bestseller sueco de John Ajvide Lindqvist, que ahora se comienza a traducir a varios idiomas más, y posiblemente esté en camino de convertirse en el Harry Potter queer. Llevando al extremo la ambigüedad de Entrevista con un vampiro, Let the right one in superpone los códigos del cine de terror con el relato de iniciación sexual, hasta que todo se convierte en uno de los cuentos infantiles más eróticamente oscuros e incorrectos. Humor negro y el amor de dos niños que no encuentra límites para su pasión dinamita la mirada asexuada de la niñez de la fairy tale tradicionalista. No sólo despliega una seducción ambigua y una ternura macabra muy original, sino que mira tan de cerca el romance vampírico que genera una intimidad que estremece.
Miércoles 9, 23.45, Malba; sábado 12, 17.15, Teatro 25 de Mayo; domingo 13, 22.45, Atlas Santa Fe 1.
Si el impulso homofóbico representa a la diversidad sexual como monstruosa, la última tendencia cinematográfica parece convertir ese rasgo supuestamente negativo en una nueva bandera de reivindicación: el Orgullo Gay Freak. Frente a tanta imagen domesticada de lo LGTB, especialmente multiplicada por las series de TV, dos películas ponen el acento en el monstruo queer, defendiendo la deformidad como diferencia crítica. Por un lado, Otto; or Up with Dead People es la última película de Bruce LaBruce, el director canadiense mentor del homocore, movimiento que cruzó el punk con la cultura pornogay para descentrar la estética que por los ‘80 unificaba las imágenes homoeróticas. Ahora, LaBruce se mete con el subgénero de zombies, siguiendo los pasos de un muerto vivo que frecuenta bares gays y se identifica con las costumbres de los habitués hasta convertirse en aliado. ¿Comedia crítica o un trip fetichista? Ambas cosas, y todo patentado en un nuevo subgénero: el necroporno gay, donde el cuerpo lacerado del zombie es el nuevo fetiche.
Sabado 12, 01.00, Hoyts 9; lunes 14, 23.45, Hoyts 9; sabado 19, 01.00, Hoyts 9.
Realizada desde 1998. Con una visión frontal de la sexualidad, adelantada en su guión para la película Inmoralmente joven de André Téchiné, Nolot hace de su trilogía el retrato más integral de la sensibilidad gay contemporánea. Con mucho de autobiografía, protagonizada por él mismo, Nolot pone el cuerpo para contar la cotidianidad de un gay viviendo con Vih en tres momentos distintos: la vuelta a su pueblo natal luego de convertirse en una celebridad parisina (L’arrière pays, 1998), los rituales de una sala de cine porno (La chatte à deux têtes, 2002), y la supervivencia tras la viudez (Avant que j’oublie, 2007). Del sexo explícito a la reflexión teórica y sentimentalmente poética, con citas a Deleuze incluidas, las películas de Nolot son un panorama que va desde las escenas del folklore porno gay (la mamada al chongo del delivery, un gay montado en un cine para el levante), pasando por un registro impávido de lo cotidiano más anodino, para desembocar, por ejemplo, en temas cruciales como las más recientes crisis del sida (el temor a ciertos tratamientos que producen deformaciones físicas como nueva forma de estigmatización). Pero, por sobre todas las cosas, la obra de Nolot propone una idea que pocas películas sobre la diversidad sexual pueden sostener: la certeza de que los ritos y vicios más trillados de la identidad gay pueden convivir con el capricho más personal e intransferible. Un buen ejemplo es que, entre la orgiástica pasión genital del sexo en un cine porno, el personaje que él interpreta encuentra el lugar ideal para escribir textos de una poesía retrospectiva y melancólica.
’arrière pays, lunes 14, 17.45, Hoyts 10, Jueves 17, 19.00, Hoyts 6, viernes 18, 20.45, Atlas Santa Fe. La chatte à deux têtes, domingo 13, 20.00, Hoyts 6, miércoles 16, 19.45. Hoyts 6, domingo 20, 22.00, Sala Lugones. Avant que j’oublie, sábado 12, 19.15 Hoyts 12; sábado 19, 17.30, Hoyts 10.
El último dardo del veterano provocateur Rosa von Praunheim que ahora se propone confrontar testimonios de gays perseguidos por el nazismo con distintas lesbianas que trabajan en la comunidad LGBT en la actualidad: se traza, por ejemplo, la historia de un gay sadomasoquista que dice haber disfrutado la prisión durante el nazismo y
también la de una pareja de madres lesbianas que ayudan a las mujeres ex prisioneras del campo de concentración de Ravensbrück. Así, Von Praunheim construye un relato del dolor y el riesgo de la visibilidad heredados para transformarlos en propuestas vitales e impensadas. La película molestó: la crítica buscó una estructura que organice las palabras de los entrevistados, pero Von Praunheim prefirió la crudeza del testimonio directo, la sucesión informe que desestabilice en su heterogeneidad. Otra vez el cineasta alemán calibró su mirada para desactivar las formalidades de los discursos adocenados sobre la diversidad sexual.
Miércoles 9, 21.15, Alianza Francesa; viernes 11, 15.30, Cosmos; viernes 18, 14.00, Hoyts 8.
El descubrimiento de la obra oculta de Danny Williams, un amante de Andy Warhol, sirve para iluminar aún más la extravagancia de la vida en la Factory, ese lugar orgiástico del pop psicodélico. El documental A Walk in the Sea: Danny Williams and the Warhol Factory -investiga las huellas de este cineasta fantasmal; mientras los cortos recuperados de Williams retratan con nitidez la marginal fantasía sesentosa: los fragmentos del célebre baile del látigo de Gerard Malanga, con esa elegancia sadomaso que reinaba en la Factory, alcanzan para entender toda la revolución que implicó la actitud erótica de Warholandia.
Cortos de Danny Williams, sábado 12, 21.00, Teatro 25 de Mayo; lunes 14.00, 12.45, Hoyts 11; domingo 20, 14.45, Centro Cultural Recoleta. El largo: Jueves 10, 23.30, Hoyts 7; domingo 13, 14.15, Hoyts 8; lunes 14, 19.00, Alianza Francesa.
Otro descontrol se despliega en este documental de Angelique Bosio, compendio del cine under neoyorquino de los ‘80, que llevó al desborde porno y bizarro las líneas sexualmente liberadoras de Warhol & Cía. El fotógrafo y cineasta Richard Kern es el principal responsable de registrar una escena queer radical que todavía es una de las poéticas del shock más vitales de la Gran Manzana del Pecado.
Miércoles,9, 22.30, Cosmos; viernes 11, 23.45, Malba; lunes 14, 0.00, Hoyts 7.
La Coca Sarli es la verdadera diva del camp argentino: no hay fiesta de locas donde no se la nombre, todavía algunos transformistas la imitan, y cada vez está más extendida la remera con la imagen de ella y su frase inmortal: “¿Qué pretende usted de mí?”. El crítico e historiador Diego Curubeto hizo el documental Carne sobre carne, que repasa vida y obra de la actriz argentina, de su relación amorosa y creativa con el director Armando Bo y, sobre todo, de cómo el cuerpo carnoso de la Coca se convirtió en el símbolo de una revolución sexual contra la censura. Y no hay revolución sin diversidad. Por eso, la inteligencia de Curubeto está en darle también la voz a ese personaje gay que es parte sustancial del folletín sarliano: Manolo, el mucamo maricón partenaire de la Coca. Interpretado y creado por Adelco Lanza, este personaje fue tan perseguido por la censura como la voluptuosa impudicia de Sarli. Pero también Curubeto recupera escenas lésbicas de la Coca (fragmentos que tampoco la censura dejó ver), fragmentos centrales de un universo que hizo de la sexualidad un camino más libertario. Aunque lo más sorprendente del documental sea la escena inédita del casamiento gay con rugbiers travestidos, muestra perfecta de la gran creatividad estrafalaria de Bo.
Hasta 2004, cuando los sellos Soul Jazz Records y Audika Records lanzaron compilados con su música, pocos conocían el trabajo de Arthur Russell. Un tesoro escondido, una verdadera mina de oro guardada con amor por su novio Tom Lee, una soberbia colección de 800 cintas, cientos de casetes, decenas de DATS y letras para las canciones en libros de poesía. "Wild Combination", el documental de Matt Wolf que antes sólo se vio en el Festival de Berlín cuenta quien fue el hombre detrás de esta excéntrica y hermosa música, injustamente dejada de lado.
"Arthur hacía música demasiado notable y demasiado individual para su tiempo", dice un crítico. Luego aparecerán los amigos y colaboradores de Russell como el poeta Allen Ginsberg, que se enamoró de él en San Francisco y quiso que le musicalizara poemas. O como Philip Glass, que fue su compañero en el mítico espacio multidisciplinario de arte de Nueva York The Kitchen. Siempre, sobre todo, sobrevuela la música de este extraño hombre que tocaba el cello y cantaba en una especie de country demencial para luego lanzarse de lleno a la música bailable (eran los años del disco, género del que ningún hombre gay de Nueva York escapaba, aunque se dedicara a la música experimental) y crear pistas de una sensualidad increíble, mezclando ritmos africanos e indios. También aparece el talón de Aquiles del genio: su incapacidad de completar las piezas, al punto de sabotear su carrera: Russell huía del éxito deliberadamente. Prefería pasear por Nueva York con los auriculares puestos, o grabar con sonido ambiente en su casa para poder registrar los suaves ruidos de su propia pecera; después, a la noche, le mostraba las nuevas canciones a su pareja. Canciones oceánicas, vastas, a las que se le suma una voz gentil que delata el origen campesino del artista. Cuando la película termina, dan ganas de salir corriendo a buscar esas canciones que asoman entre los testimonios y deslumbran como hilos de oro en agua clara.
Wild Combination, jueves 10, 16.45, Hoyts 11; miércoles, 21.30, Alianza Francesa; domingo 20, 17.45, Hoyts 11. Viernes 18, 21.45, Malba; sábado 19, 0.15, Malba.
Luis Ospina, el director de Desazón suprema (Retrato incesante de Fernando Vallejo) cuenta que tras leer su obra e identificarse plenamente con ella, fue a ver a Fernando Vallejo en su casa de México y durante veinte días grabó su vida cotidiana con una cámara digital, primer paso para concretar este documental que muestra a las claras cómo fue que este escritor bastante oculto en habla hispana se convirtió en el Vallejo Terrible tras la película La Virgen de los sicarios de Barbet Schroeder. La dualidad está siempre presente pero es la misma persona, sin embargo, ésa que todo el tiempo dice “Yo”, y sonríe y es autor de una obra tan monotemática como radicalmente genial.
¿Explica este “retrato incesante” a Vallejo y su obra? En parte sí pero también es cierto que al optar por captarlo en tantas facetas diferentes —el amante de la música, el biólogo, el gramático, etc., etc.— se va desdibujando un poco, replegándose sobre cierta condescendencia. Lo más potente es entonces Vallejo en sí, su imagen y su voz, ese tono de voz profundo y aniñado a la vez.
Poco se dice sobre la “cuestión gay” en el documental, aunque las imágenes de La Virgen de los sicarios que se reproducen son harto elocuentes. Y un diálogo imperdible con el entrevistador que dispara a boca de jarro un ¿nació usted homosexual? Vallejo contesta esta vez con reflexiva parsimonia: “Mucha gente es absolutamente homosexual. Mucha gente es absolutamente heterosexual. Mucha gente es bisexual, está en el medio. La mayoría es hipócrita”.
Jueves 10, 19.15, Hoyts 7; sábado 12, 13.00, Hoyts 7; miércoles 16, 17.00, CCRojas.
Hoyts Abasto: Corrientes 3247.
Atlas Santa Fe: Santa Fe 2015.
Sala Lugones: Corrientes 1530, 10 piso.
Alianza Francesa: Córdoba 946.
Malba cine: Figueroa Alcorta 3415.
Centro Cultural Rojas: Corrientes 2038.
Cosmos: Corrientes 2046.
Centro Cultural Recoleta: Junín 1930.
Teatro 25 de Mayo: Triunvirato 4436.
Entradas anticipadas a la venta en cada sala.
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