Vie 16.12.2011
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CINE

Crónica de un sentimiento

A fines de 2007, en el kilómetro 35 de la Ruta 3, se gestaba Putos Peronistas. Herederos del Frente de Lucha Homosexual de los ’70, construyeron y dieron forma a la agrupación con la consigna clara y realista de modificar la marginación que se sufre por ser pobre y puto. Rodolfo Cesatti retrató sus andadas con los Putos Peronistas en Cumbia del sentimiento.

› Por Leandro Ibáñez

“Tenemos una revolución que realizar... Cada argentino, piense como piense y sienta como sienta, tiene el inalienable derecho a vivir en seguridad y pacíficamente. El gobierno tiene la insoslayable obligación de asegurarlo...” Con este brevísimo fragmento que el general Perón recitó al día siguiente de su vuelta al país, es que arranca Putos Peronistas. Cumbia del sentimiento, que se estrenó esta semana en el Festival Destravarte. A continuación se escucha una canción de barrio, la voz y el cuerpo del que proviene se dirigen hacia algún kilómetro de la Ruta 3; la parada donde expone su cuerpo y su vida una de las protagonistas del documental, Iara. Una chica travesti, joven, alegre, espontánea, que inevitablemente a medida que avanza el film y la vamos conociendo, crece un enternecimiento por ella y su histriónica personalidad.

Rodolfo Cesatti, director, guionista, por momentos cameraman y sonidista, editor e ideólogo del documental, registró durante casi cuatro años las reuniones, actividades y el trabajo social que realizaba –y sigue haciendo– la agrupación Putos Peronistas. Lo que comenzó siendo un registro fílmico de un grupo de putos, travestis y tortas que se denominaban con un curioso y paradigmático nombre, terminó convirtiéndose en una hora y media de anécdotas, luchas y pasiones, que por momentos emociona y en otros hace liberar una sonrisa cómplice. Así es como somos testigos de pequeñas intimidades de la agrupación, como la creación de la bandera que los identifica, la producción del himno que los acompaña –una particular mezcla de la tradicional “Los muchachos peronistas” con modernas notas musicales electrónicas–, o la preparación y posterior distribución de bolsitas con preservativos, lubricante y volantes, concientizando sobre la importancia de hacerse el test del VIH a las travestis de Costanera u Once que no les queda otra opción que prostituirse. Sin golpes bajos ni blanduras sentimentales, Cesatti filmó al grupo de jóvenes desde 2008 en todas las participaciones públicas en que se hicieron presentes: charlas radiales en la ESMA, la marcha que conmemora a los desaparecidos cada 24 de marzo, las del orgullo gay en Plaza de Mayo, las comisiones en el Senado por la Ley de Matrimonio Igualitario, la sanción y promulgación de la misma, el apoyo a la ley de medios en la Plaza del Congreso, el acto de apoyo político a Néstor Kirchner en Ferro, los posteriores funerales del líder; y más cercano a nuestros días, la campaña para la aprobación de la Ley de Identidad de Género.

”Cuando me enteré de que había una agrupación nueva que se llamaba Putos Peronistas, me interesó investigar cómo desde la diversidad planteaban la militancia política, y de qué manera iban a construirse para insertarse en ese campo y a su vez articular la cuestión gay con la cosa tan de macho que pareciera ser el peronismo”, arranca Cesatti.

No sos gay, no sos de La Matanza, no sos pobre, ¿qué cosas te identifican con Putos Peronistas?

—La agrupación tiene como manifiesto fundamental la fuerte convicción de que todavía hay mucho que sanar dentro de nuestra sociedad, y ese principio me hermana con ellos junto con la convicción de que el peronismo es el movimiento que está destinado a unir a todas las clases del país. Todos somos iguales y la lucha es para que esa igualdad se haga tangible en todos los sectores y entre todas las clases. El acceso a la educación, a la vivienda, al trabajo digno, para todos los argentinos, ya sean putos, tortas, héteros, trans; esa batalla es la que libra Putos Peronistas y en la que me identifico.

Hacés un fuerte hincapié en la vida de Iara Ibarra. ¿A qué se debe?

—Iara es una de las fundadoras de la agrupación, y quise contar de dónde viene y desde qué lugar empieza a militar. El recorrido que hace participando de la agrupación y la manera en que esa militancia política le cambia el discurso y comienza a reflexionar sobre la realidad desde otro lugar, ya no desde la mera exclusión, sino desde la lucha por el reconocimiento de derechos tanto de ella como de sus compañeras. Busqué que se viese a Iara como persona y no caer en el golpe efectista de la prostitución, que es el morbo al que estamos acostumbrados cuando se trata de chicas travestis, sino enfocar su manera de vivir, sus condiciones, su pasión por lo que hace desde Putos Peronistas, quitarle el mote de objeto sexual que implantan los medios.

¿Qué cambios ves en ella a partir de la pertenencia al grupo?

—En la última marcha del orgullo se paró delante de cientos de personas y reclamó a viva voz la aprobación de la Ley de Identidad de Género, que para ella es mucho más trascendental que la de Matrimonio, y ahora se encuentra ante la posibilidad de ingresar a trabajar al Inadi. Estas dos cosas son un parámetro del importante crecimiento interno que tuvo, que se debe a la experiencia del trabajo social que realiza junto con sus compañeros y al aprendizaje que deviene de ello.

Los integrantes son todos chicos y chicas jóvenes, cronológicamente alejados de Perón y del peronismo original. ¿A qué creés que se debe este rejuvenecimiento de la militancia actual?

—Son la primera generación que viene limpia de un montón de cosas, alejados de los fantasmas de los gobiernos militares, que si bien tuvieron el desencanto de la política, todavía eran chicos en los ’90. A la edad en que se empieza a soñar, los veintipico, se encontraron en un terreno fértil, donde siendo semillas pudieron florecer en un Estado libre, abierto, que acompaña esas ganas, que escuchándolos genera un clima para que crezcan y avancen.

¿Cómo se conectan Cumbia del sentimiento y Sinfonía de un sentimiento, la película de Favio sobre Perón?

—Quería contar sobre la pasión del pueblo, de su lucha, de sus líderes, así como lo hace Favio, pero sin la nostalgia de ese pasado que fue mejor, sino con el ritmo de los días actuales, ese reflorecimiento de la política en manos de los jóvenes. Y esa música no es la de una sinfonía, aunque claramente en el nombre que elegí hay un homenaje a Favio, sino que tiene la alegría y la impronta de la cumbia.

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