MI MUNDO
Rubén Gauna nació en Avellaneda en 1968. Dibuja desde chico, pero siempre trabajó como empleado en oficinas. Hasta hace muy poco no se imaginaba que una experiencia personal iba a disparar una historieta que gracias a las redes sociales tuvo difusión en todo el mundo.
› Por Pablo Pérez
–Fue por un dibujo, nada más. Un chabón lo vio y dijo que le parecía muy prejuicioso. Y ahí todo el mundo se metió a opinar a favor y en contra. La frase “¡Horror, desperté con un cazador!” salió de una experiencia personal: una mañana me desperté con un oso y él dijo eso. “¿No está bueno para un chiste? ¡Dibujalo!”, me dijo. “Sí, sí, después”, le contesté en ese momento, medio dormido. Me acuerdo de que recién después de un mes lo dibujé en la oficina, lo escaneé y se lo mandé. Para mí la historieta no critica a nadie, no busca hacer una crítica social, ni una denuncia. Seas o no del ambiente de osos, tiene cosas del ambiente gay en general y cuenta desde mi punto de vista humorístico lo que pasa. En verdad, quien inspiró al Oso Mala Onda tenía cierto prejuicio hacia los cazadores. Según él, si se acostaba con otro oso, el oso lo acariciaba, pero si se acostaba con un cazador, el cazador le metía mano; el cazador lo tomaba como un objeto, en cambio un igual lo tomaba como una persona.
–Había hecho historietas cuando estaba en el secundario. Las cosas que nos pasaban en la división, yo las dibujaba, pero ahí quedó. Sí me gustaba hacer ilustraciones y caricaturas, pero como un pasatiempo, no me lo tomaba como algo profesional. En 2004, por consejo de un amigo profesor de dibujo, hice una carpeta para ilustrar cuentos infantiles, fui por todas las editoriales. Era una presentación muy linda, pero no me llamó nadie, ni siquiera para decirme que habían recibido la carpeta. Fue decepcionante. “No dibujo más”, pensé.
–Años después, cuando entré por primera vez a Facebook, vi que podía tener contacto con artistas, con músicos, con actores... Ahí empecé a hacer caricaturas de ellos, se las regalaba y de paso practicaba. Así empecé a dibujar de nuevo. Uno de los primeros al que le hice una caricatura fue a Fok, Electrochongo. Si vos le escribías, él te mandaba sus temas. Y yo le hice una caricatura para que se promocionara. Cuando empezó a hacerla circular, me contó que la gente lo asociaba al dibujito. Dos años después le hice todo el arte del primer CD que grabó y me hice conocido por eso. Cristian Almirón, de Casa Brutus, un grupo de osos y cazadores, me conoció y me preguntó si quería hacerles unas tarjetas para el Día de San Valentín. Yo tenía en mente hacerlas en mi blog y ahí me puse a adaptar esos dibujos que hubieran sido para libros infantiles a contar relaciones entre osos, osos y cazadores. Digamos que ahí fue cuando pude aunar todo, como la mayoría de mis amigos de Facebook eran osos y cazadores, los dibujaba y practicaba con ellos los rasgos, dibujar barbas, cuerpos peludos, panzas...
–Me acuerdo de que en un blog de Estados Unidos, apenas mostré mis dibujos, los recomendaron, y decían que yo era una mezcla de Tom of Finland y Snoopy.
–Aprendí a dibujar de chiquito... bah, no sé si aprendí, creo que como uno tiene oído para la música, tiene mano para dibujar y está en uno que la sepa pulir. Soy autodidacta. En mi casa no me dejaban estudiar dibujo, pero sí me compraban muchas historietas. Desde los seis o siete años, copiaba todos los dibujitos de Mafalda, que me gustaban mucho, podría decir que aprendí a dibujar con Quino. Después, de adolescente, me empezaron a gustar mucho Fontanarrosa y Maitena. Podría decir que mi estilo es una mezcla de los tres.
–Creo que sí, que si lo hubiera hecho en los ‘80 habría habido sexo y drogas cada tres cuadritos. Ahora es más normal ver parejas de dos hombres o dos mujeres de la mano, por la calle. Y desde los medios ya es mostrado como algo más de la vida. Por eso, creo, preferí mostrar escenas en la oficina, en la feria de comics, en un restaurant, en la calle, creo que tiene que ver con la época en que vivimos.
–Una vez me escribió un chico de un pueblito en Europa del Este que estaba por organizar una fiesta de osos y me pidió permiso para usar uno de mis dibujos para la difusión. Me decía que ahí nadie sabía qué era un oso. Me gusta enseñar por imágenes. Creo que ésa es mi manera de hacer militancia. Lo que sé hacer es dibujar, entonces, bueno, a dibujar se ha dicho. Para el último Festival de Cine Diversa, armaron una galería donde expuse. Me interesa mostrar cómo es que los osos nos relacionamos y vivimos. Fui varios días a la galería, y el 99 por ciento de la gente que iba no era gente de la comunidad gay, era gente del barrio que se acercaba a ver la exposición. Me gustaba quedarme ahí y escuchar las opiniones cuando pasaban cerca de mis dibujos. Decían: “¡Ay, qué tierno!”, y algunos se acercaban a los dibujos para acariciarles la barba, como si fueran esos libros para niños con felpita.
Es mérito de tus dibujos, dan ganas de tocarlos.
Sus dibujos pueden verse en
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