MI MUNDO
Kazaky, cuarteto ucraniano de chicos que cantan y bailan en tacos, debuta este viernes en Buenos Aires. Revisamos su origen y el de algunos grupos que, con un estilo similar, fueron furor local.
› Por Ignacio D´Amore
Albores de la década del ‘90. Unos españoles de cabello largo y extravagante vestuario pisan los estudios del programa Ritmo de la noche, conducido por Marcelo Tinelli. Entre una cadena montañosa de hombreras bordadas, el conductor presenta a los muchachos con griterío de fondo, aparentemente femenino. Se ajustan las posiciones; el tema musical comienza. Cada integrante del grupo maneja, o mejor dicho empuña, un abanico que una vez desplegado seguramente arañe los 70 cm de base. Los alaridos de la tribuna acompañan cada latigazo de cadera o de peluca que los muchachos ofrecen. Son los modos y formas del show que visitan: todo se festeja como un gol en la cancha. Los epítetos nada amables, sin lugar a dudas vertidos por más de algún presente en la multitud del estudio, no se terminan de distinguir entre los gritos, y en realidad no hace falta, pues los Loco Mía saben a qué se atienen. Finalmente están en su momento de mayor popularidad; Latinoamérica los idolatra. Incluso lxs niñxs, que se disfrazan de ellos para actos escolares con abanicos hechos en casa y todo.
No muy distinto fue el panorama cuando el programa dominical recibió la visita del trío dance Army of Lovers, quienes quizás ironizando sobre el uso del playback se atrevieron a presentarse usando utilería en lugar de micrófonos y sacrílegos instrumentos de juguete. Así estaban las cosas hace veinte años: el pop y el dance europeos enviaban emisarios novedosos, muchos diluidos hoy en el recuerdo de una época que los contó de a decenas. Algunos hasta ostentaban looks intergalácticos y actings puro drama. En tiempos en los que estar online ni siquiera constituía una fantasía posible, los temas musicales surgían desde la radio, muchas veces, y transcurrían días hasta poder conocer la cara y los gestos del grupo o solista en cuestión, por medio de un clip o una revista. No es difícil suponer el asombro de algunos que, habiendo tarareado las palabras “Rumba, samba, mambo” hasta en la oficina, se encontraban con que los responsables de semejante hit eran unos ibéricos amanerados hasta las cutículas, que en vez de instrumentos preferían los abanicos.
Hoy, Tinelli se mueve al son de otras chicas, incluso de otros gays, y con la misma tribuna futbolera de fondo. Corre en tacos, intenta pasos de baile y quiere hacerse amigo de los Wachiturros. Mientras tanto, una posible versión 2012 de Loco Mía arrasa en YouTube y en las discotecas gay. Se llaman Kazaky, son cuatro ucranianos y a primera vista semejan porno stars con tacos de quince y mucha soltura para la danza. Irrumpieron en la escena eurodance a fines de 2010, y durante 2011 su popularidad aumentó viralmente gracias al clip del tema “Love”. Trazos zigzagueantes de charol coreografiados, perfecta sincro en blanco y negro, contraluces que esculpen. El sonido es techno y es pop: suena a música para discotecas con un matiz radial innegable (el debate sobre qué es y qué quiere decir “radial” hoy en día quedará para otro momento). La producción musical parece inspirada en géneros netamente craneados para las pistas, subrayando el tono gay del asunto con letras alusivas a la vida nocturna y las relaciones carnales.
Hay que decir que ser hombre y ponerse tacos en Ucrania no es tarea para débiles de espíritu, ni de empeine. El último intento de organizar una Marcha del Orgullo en Kiev, hace un par de meses, no contó con aprobación del gobierno nacional, hecho que derivó en graves incidentes el día de la convocatoria, todo esto avalado por la policía y su inacción. Los Kazaky difícilmente podrían presentarse en su propio país, exceptuando algunos clubes de la capital.
Luego del éxito de “Love” llegaron algunos temas más, y de inmediato los operadores del mundo de la moda los subieron a la pasarela para que abran o acompañen sus desfiles, como fue el caso de los gemelos canadienses DSQUARED2. El mayor impulso, ya entrado 2012, se los proporcionó Madonna al decidir incluirlos en su video de “Girl Gone Wild”, tema con el que abre su MDNA Tour y su último disco. Filmado también en blanco y negro por los geniales fotógrafos de moda Mert Alas y Marcus Piggot, los Kazaky acompañan a nuestra Madre Pop con los atrevidos pasos de baile en taco aguja que ya son su marca. El gesto de Madonna es interesante: después de haber convocado a lo más básico del mainstream actual (Benny Benassi, Nicki Minaj) o a la vieja escuela del under terrorista (M.I.A.), como hizo con su álbum, para el clip optó por el cuarteto ucraniano, desconocido a nivel masivo pero cultuado online, provocando que los blogs estallaran en rumores y comentarios. Aquel “Vogue” que Madonna hiciese himno fundacional en 1990, imprescindible por la operación de traducir algo así de under en algo así de comercial y no tanto por los objetos de los que se apoderaba, seguro haya servido de inspiración para quien ideó a Kazaky como grupo y como concepto. Ellos, si bien no son voguers sino bailarines, parecerían haber completado un ciclo sin bajarse de sus zapatazos ni medio instante, al servirle a Mami de fuente de inspiración y polémica, además de reintroducirla a la generación sub-20, que tan esquiva le resulta.
Bulgaria, Rusia, Israel, Ucrania, Austria: les damos las gracias por habernos deleitado con tan variados representantes queer pop a lo largo de los años. Casi nadie se asombra ya cuando aparece un europeo cantando en tacos o vestido de sirena y barba. Se trata de un estilo que combina música más o menos dance con una imagen construida específicamente para generar polémica.
Ya hemos hablado hace unos meses del dúo de lesbianas rusas t.A.T.u., que fueron furor en 2002. Recientemente, Yulia Volkova, una de sus integrantes, lanzó su primera canción solista, en cuyo video seduce a una chica que acaba de pelearse con su novio. Al compás del beat agresivo, todo concluye en una orgía que impulsó a YouTube a restringir el acceso al clip.
Azis es un búlgaro indescriptible, especie de albino virado al tono de Pantone que se usa en Disneylandia para colorear a Winnie the Pooh. Se atreve a muchísimo: arma un baño turco lleno de chongos y vapor; baila en taco aguja y poco más; se maquilla como Carmen Barbieri. Lleva diez años de carrera, que aparte de varios discos incluye apariciones en reality shows locales.
Y es al género reality que le debemos el natalicio mediático de Conchita Wurst, solista lírico-pop austríacx que saltó a la fama gracias a un show destinado a formar una boy band. Wurst elige para sus presentaciones vestidos propios de la alfombra roja, combinados con pelucas hasta la costilla flotante, barba prominente y smokey eyes. El repertorio: covers de Celine Dion y demás baladas épicas.
Kazaky toca este viernes en Fiesta Puerca, Federico Lacroze esquina Alvarez Thomas, a la medianoche.
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