Vie 26.10.2012
soy

Transfobia serial

› Por Facundo R. Soto

En Uruguay, después de la Marcha por la Diversidad, en septiembre de este año apareció una travesti asesinada por un disparo en la cabeza y luego rociada con nafta e incinerada. El brutal ensañamiento es el quinto de una serie que parecía haber terminado. En febrero se conoció la noticia del primer asesinato (en lo que va del año) de una trans, le siguió otro en marzo y dos más en abril; cuando parecía que la transfobia se había calmado, el 23 de septiembre apareció asesinada otra trans en la esquina de Camino Castro y Carlos Brussa, en Montevideo, a una semana de haberse llevado a cabo la marcha. Esta serie de asesinatos tiene en común el odio y el ensañamiento por los cuerpos: 4 de los 5 fueron en Montevideo, uno sólo en Melo, a 400 km de Montevideo.

En Montevideo, la Marcha por la Diversidad contó con varios reclamos, como la aprobación de la ley por el matrimonio igualitario, la instrumentación de políticas efectivas contra la transfobia y trabajo digno para la comunidad. Cansadxs de discursos, políticamente correctos: el proyecto de ley que habilitaría el casamiento igualitario está demorado hace más de un año por la comisión legislativa del Estado. Sin embargo, en los últimos seis años se legalizaron la unión civil y la adopción de chicos por parte de parejas del mismo sexo, además de implementar el cambio de nombre y sexo en el documento, y el ingreso de gays a las Fuerzas Armadas. “Uruguay avanzó legislativamente en forma muy significativa. Lo que estamos buscando ahora es que los derechos se vuelvan un hecho, que empecemos a modificar la forma en que vivimos y enfrentemos estos temas diariamente”, declaró Sempol, del colectivo de diversidad Ovejas Negras. No es casualidad que uno de los reclamos fuera la falta de esclarecimiento por los crímenes de lxs travestis. Miles de personas, de todas las edades, con globos de colores, marcharon y cantaron indignadxs por la avenida principal de Montevideo: “De las palabras a los hechos: libres e iguales en dignidad y derechos”. Cuando terminó la marcha, se hizo un minuto de silencio, pero siguieron los espectáculos no programados. La falta de alegría y preocupación era entendible: nadie les devolvería a las compañerxs.

“Nos parece muy importante no ceder el espacio, ocupar el espacio público; porque es eso lo que buscan las personas que nos agreden, nos insultan y nos asesinan”, declaró Diego Sempol, frente a la interminable noche de la marcha. “En momentos en que el Estado uruguayo encara nuevas políticas públicas para la población trans, basadas en el reconocimiento legal de su identidad, este nuevo episodio nos vuelve a recordar que aún resta mucho para que la diversidad sexual y de género sea aceptada como un derecho.

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