Vie 16.11.2012
soy

Del sur al centro

El arco de las alianzas ha penetrado en el nido feminista. Se realizó en Paraguay el primer encuentro lesbi-trans-intersex feminista de América latina. El próximo será en Costa Rica.

› Por Sonk Gonorazky y Verónica Marzano

El encuentro puede definirse como estreno o presentación en sociedad de las alianzas que vienen tejiéndose hace muchos años entre militantes, activistas, gente suelta y/o activistas, lesbianas, bisexuales, travestis, trans e inter feministas, y que se merecían ya su propio espacio. Espacios para reconocernos, mirarnos, contarnos, tocarnos, escucharnos y pensarnos en la complejidad que significa articular identidades a esta altura de las cosas. Identidades que sabemos (y celebramos) hiperpermeables, plásticas, intercambiables, difusas, móviles, situadas, estratégicas y útiles para hacer frente a la siempre urgente necesidad de profundizar el acceso a más ciudadanía, más inclusión, más igualdad, más trabajo, más democracia. Para todo esto, para pensar haciendo y hacer cantando vidas vivibles, narrables y festejables, hace falta un sujeto colectivo que encarne y traduzca esas demandas: eso es lo que venía floreciendo desde hace un buen tiempo, lo que seguimos construyendo durante los días del encuentro y lo que continuaremos en nuestras ciudades cada día, porque el encuentro no es fundacional ni surgió por generación espontánea, ni su cierre fue una conclusión, sino puro transcurrir que sigue y no se detiene.

Los ejes del encuentro fueron claros: ¿cuáles son lxs sujetxs actuales del feminismo? ¿Cómo articular un movimiento regional a pesar de las disparidades? ¿Cómo acceder a mayor igualdad sin ceder al statu quo, a la opresión heteropatriarcal?

Estas preguntas se tradujeron en reconocernos a nosotrxs mismxs lesbianas, bisexuales, travestis, trans, intersex como sujetos del feminismo, relatarnos en primera persona individual, pero también colectiva, porque ya sabemos que las sociedades en la diversidad no hacen más que crecer y crecer. A la hora de pensarnos en la articulación política no hubo ninguna duda en reivindicar el camino argentino. La ley de identidad de género como producto legislativo inigualable, pero también como ejemplo de articulación, tal vez marque el camino en América latina.

Como desafíos se delinearon apenas unos trazos gruesos de una agenda más social que institucional, que va desde utilizar los medios de comunicación y los sistemas educativos para dar visibilidad a todas las existencias lgbtttiq juntas y separadas hasta incidir en políticas antidiscriminación, articular la lucha por la producción pública de misoprostol para abortos seguros y desmedicalizados, generar nuevas representaciones y discursos, cuya novedad radica ante todo en la legitimidad y la visibilidad mayor que adquieren día a día. El orgullo, siempre el orgullo.

El orgullo de salir por la puerta grande de los esencialismos corporales y de los ideológicos, el orgullo del cuerpo propio y los cuerpos colectivos, no ya como los campos de batalla que fueran hace un par de décadas sino como arenas de resistencia y creación, musicales, plásticos, flexibles.

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