A LA VISTA
Antes conocidas como Las Primas Fornicarias, Las Putas Cochinas y las Valkirias Bulímicas, estxs chicxs no le temen a la subversión artística y se vengan del mundo con la espada de la diferencia. ¿Quiénes son, cómo actúan y qué piensan las Putas Babilónicas?
› Por Juan Tauil
Surgieron del magma de los movimientos estudiantiles chilenos que empezaron a colarse por las grietas del piñerismo en 2011 y siguen dando dolores de cabeza a las botas furibundas. Lejos de la imagen angelical de la mayor representante del movimiento, Camila Vallejos, estas maricas estudiantas se salen del closet con mucho maquillaje, dispuestas a homenajear y reivindicar a sus próceres, como Pedro Lemebel y Francisco Casas –Yeguas del Apocalipsis– y al colombiano César Vallejo –autor de La Puta de Babilonia–, provocan revuelo con sus performances y acaparan la atención de la prensa. “A finales del año 2011, el compañerismo en el Grupo de Teatro del Liceo Lastarria (al cual ya no pertenecemos) y ciertos intereses políticos compartidos, nos impulsaron a participar de algunas marchas estudiantiles. Somos autoorganizadxs y autodidactas en cuanto a conocimiento de la teoría queer y educación sexual”, cuenta Sebastián Rivero sobre el surgimiento del grupo.
–Desde la consolidación de Las Putas... hemos ido a las marchas estudiantiles, a marchas gays (en las que hemos recalcado las diferencias que existen entre las grandes organizaciones y nosotrxs), tenemos una página de Facebook muy activa y hemos realizado talleres de sexualidad e identidad de género. Podemos mencionar nuestra participación en conjunto con la Codisex en la pasada Marcha por la diversidad sexual como nuestra intervención más llamativa. Hicimos un llamado a la diferencia dentro de la misma marcha. Para eso fabricamos entre todos un closet gigante y lo quemamos frente a La Moneda. De cualquier modo, lo nuestro es una performance diaria. Tratamos siempre de estar de tacos y labios pintados porque sabemos lo mucho que le incomoda al macho la femineidad.
–Nos afecta de lleno porque somos estudiantes. En Chile por muchos años ha dado una plataforma ideal para el robo y el lucro, en este caso la educación no ha quedado exenta. Se ha convertido en una “educación de mercado”, tan frívola que se deja de lado lo realmente importante: los alumnos y su educación. La educación sexual, además, es casi inexistente. Es heteronormada y muy mal informada, por cosas como los tabúes y represiones morales por administraciones institucionales que no ayudan en nada al avance de estas cosas.
–Bullying de facto jamás, pero sí algunos comentarios, burlas, pero no tanto de personas de nuestra edad. La discriminación la hacen más los adultos, quizá porque no están acostumbrados a ver a jóvenes tan seguros de su sexualidad y que la viven libremente. Lo vivimos en nuestro liceo, cuando nos censuraron por hacer el llamado a una marcha sobre diversidad sexual, nos expulsaron del Liceo 7 de Niñas de Providencia (misma comuna en la cual queda el liceo donde estudiamos) por hacer un taller de sexualidad en donde hablamos del aborto, el travestismo y la masturbación y por último de la Usach (Universidad de Santiago de Chile) por estar “perturbando” la vida universitaria con política.
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