Vie 05.04.2013
soy

Todo sobre mi Mocha

El bachi popular Mocha Celis abre sus puertas otra vez para todxs aquellas personas (especialmente para las personas trans) que quieran terminar el secundario. Aquí, el testimonio de un alumno que estuvo allí todo el año pasado. Parece que tan bueno es el bachi que se inscribe hasta tu madre.

› Por Emmanuel Fernández

Quisiera contarles... Hace unos días acompañé a mi madre (una mujer trabajadora, luchadora, heterosexual y evangelista) a su primera entrevista con Agustín Fuchs, uno de los coordinadores del bachi popular Mocha Celis, para inscribirse y conocer el espacio del que tanto le hablé el año pasado. La invité a entrar (como si fuera mi casa... porque el bachi es como mi segundo hogar). Le presenté a María Victoria Arias, la profe de Lengua y literatura, que estaba en una relajada y picante charla con Lucas Darko, de los cuales afloraban frases y palabras como “La hegemonía de la poronga, falocentrismo, sociedad patriarcal, putos, heteronormatividad, cooperativismo, apuesta colectiva, marica, pasiva y trava”. Todas esas palabras en una sola conversación de la que mi madre no entendía absolutamente nada. Ella observaba intrigada y perpleja a Lucas y a Victoria con sus verborragias, utilizando léxicos que jamás en su vida había escuchado y que sin embargo para nosotrxs son cotidianos. Esperaba sentadita con su bolsa, a la expectativa. Me atreví a mirarla a los ojos sin que me descubra, con una sonrisa pícara que sólo yo reconozco, fruto de saber que un año atrás no se hubiera atrevido a acercarse a mi mundo e intentar comprenderlo y vivirlo desde tan cerca. Ella se asomó con firmeza y con un profundo deseo de aprender y comenzar sus estudios secundarios en este bachi tan particular, y pienso: ¿Qué la habrá motivado en su elección? ¿Cómo me habrá percibido este año como hijo trans luchando por conseguir cada pequeño logro?

Interesado en su decisión, le pregunté directamente y la respuesta fue franca y realista: “Estoy por cumplir sesenta años, Manu (así me llama desde siempre) y quiero saber. Quiero aprender. ¡Ahora estoy interesada! Veo todo lo que lograste y seguís logrando a pesar de lo difícil que te fue este año. Yo también quiero intentarlo. Pienso que este lugar no discrimina y es un incentivo para comprender a otros (pensé... quizás indirectamente hacía referencia a mí). No solo quiero entender sino saber. Aquí existe la igualdad y es un adelanto enorme para muchas personas. Es una oportunidad para terminar la secundaria. Sería lindo demostrar que SI se puede”.

Podrán imaginar que a esta altura de mi vida escuchar semejante confesión de mi propia madre me emocionó y me dedicó, por unos segundos, un voto de confianza y aliento para seguir adelante con todo lo que deseo. ¿Cómo no iba a acompañarla?

Anotate en el Mocha

Para aquellxs que desconocen, les cuento: El Mocha es un bachillerato popular creado para finalizar los estudios secundarios, que otorga un título oficial en perito/a en el Desarrollo de las Comunidades pero no sólo eso, es un espacio que fue creado en origen (y aquí remarco su particularidad) como una institución educativa dirigida de manera inclusiva a mujeres y varones trans, travestis y transgéneros, mayores de dieciséis años, garantizándoles a todxs y cada unx de lxs estudiantes el acceso a una educación libre de discriminación por orientación sexual, género, identidad autoproclamada o autopercibida. Vale aclarar que El Mocha no excluye a quienes no lo son, sino que es “literalmente” una escuela para todxs.

Muchos de ustedes se preguntarán por qué “una escuela trans”, y la respuesta es muy simple (aunque la realidad sea mucho más compleja): más de unx (casualmente la gran mayoría de las personas trans) nos hemos sentido, en reiteradas ocasiones, excluidos del sistema educativo del cual yo me he revelado como un “antihéroe trans” elevando la bandera de mis múltiples personalidades y de la diversidad por un bachillerato donde ser puto, flaco, superemo, trava, wachiturro, punk, marica, torta, timidx, puta, obrero o pasivx no es un impedimento para aprender, no sólo a conjugar verbos o resolver ecuaciones sino a adquirir nuevas herramientas para defenderse y autoproclamarse, para saber que podemos lograr conseguir un trabajo digno y gratificante y no sentirnos excluidos socialmente.

Al visitar el bachi me encuentro con su infraestructura renovada, tras todo un veranito ajetreado de obras. Se construyeron nuevas aulas de 1º, 2º y 3º año, la biblioteca (confieso: “mi gran debilidad”, y aprovecho la ocasión para recordarles que queremos que la misma siga creciendo, y aceptamos donaciones de material), una sala de actos con nuevos instrumentos musicales (tuve la suerte de estar en el bachi cuando llegaron los instrumentos, y me sentí como un niño en Navidad abriendo regalos que jamás en mi vida había tenido), la cocina para las tardes de mate entre materia y materia (con proyectos de armar una cooperativa culinaria en el futuro) y el mobiliario para todas las aulas (atrás quedaron los tablones y taburetes que sostuvieron nuestros útiles el año pasado y los pizarrones pintados por lxs profxs), entre tantas otras cosas...

Repetirse “Sí se puede” me lleva en un viaje evolutivo en el tiempo hacia una de mis compañeras trans, Celeste, que me dijo: “Yo quiero formar una carrera y ver mi futuro asegurado. Aprender un buen oficio, tener un trabajo digno y saludable. La verdad que El Mocha me hizo crecer como persona. Cada día me siento más culta. Nunca tuve ‘armas’ de defensa ante la violencia del otrx, ya sea física o verbal... Hoy en día siento que puedo educar a las personas con sólo dos palabras, a veces me río por la ignorancia de la sociedad”. Ambos sentimos que crecimos en el mismo espacio que le abre las puertas a mi madre.

Resuena mi última conversación con los coordinadores del bachi. Y cito a Agustín Fuchs: “Deseo que este año el bachillerato se construya como un lugar de referencia para las y los estudiantes, y ayude a mejorar su calidad de vida y la nuestra enriqueciéndonos mutuamente. Que a partir de los contenidos transversales por un lado se genere conciencia sobre el cuidado de la propia vida y el ejercicio pleno del derecho a la salud integral, y por otro se continúe construyendo un perfil laboral que amplíe el abanico de posibilidades”. “Yo espero que Mocha sea un espacio para todos y todas, donde podamos aprender en conjunto y cada quien pueda concretar sus deseos y sus aspiraciones. Que se multiplique la experiencia y que sea un ejemplo que demuestre a todas las escuelas que pueden trabajar para estar libres de discriminación de todo tipo”, agrega el coordinador del proyecto Francisco Quiñones Quartas.l

El Bachillerato Popular Trans Mocha Celis funciona en el quinto piso del edificio de la Mutual Sentimiento, Federico Lacroze 4181.

Podés inscribirte enviando un e-mail [email protected], por Facebook, o llamando al 116353-2927.

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