Vie 03.05.2013
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TELEVISIóN

El otro Puig

Grande pa fuera del closet es un papá que no tiene nada que envidiarle a los que ya conocemos.

› Por Alejandro Dramis

Dueño de un apellido más que sugerente para llevar la boquita pintada, Arturo Puig interpreta actualmente el papel de Lautaro Cousteau, (apellido de ficción que también carga con sus connotaciones acuáticas mientras suena bastante homoerótico) el padre homosexual de Adrián Suar en la tira diaria Solamente vos, que se emite por el canal 13 de lunes a viernes en horario central. No es la primera vez que Puig encarna la homosexualidad declarada en la construcción de sus personajes: revisando su historial teatral recordamos aquella sutil interpretación del matemático inglés Alain Turingen la obra Rompiendo códigos, hacia finales de los años noventa, y como antecedente televisivo, en 2005, su rol actoral en el unitario Botines. En un contexto de evidentes intenciones gay friendly donde no falta el personaje diverso en ninguna tira, aunque todavía no aparezca la pareja protagónica, todas y cada una de las relaciones heterosexuales de la tira de Suar están atravesadas por la mentira y el desengaño. Allí aflora Lautaro como el único portador de una genuina honestidad. Gay orgulloso de su salida del closet que se produjo a partir de la muerte de su esposa, Lautaro celebra la condición homosexual que recorrió toda su vida, incluyendo su recientemente disuelto matrimonio heterosexual. La situación que rodea su destape remite inmediatamente a la recordada primera escena de la película de Mike Mills Beginners, en la cual el actor Cristopher Plummer, también como consecuencia de su reciente viudez, le confiesa su homosexualidad a su hijo, interpretado por Ewan McGregor. En Beginners, McGregor rememora aquel momento en el cual su padre le confiesa su verdadera sexualidad, y allí, en el recuerdo de la confesión, Plummer, tal como lo visualiza McGregor, viste un fino suéter de color lila ajustado al cuerpo. Inmediatamente después, el espectador se entera de que en aquella situación su padre vestía, en realidad, una sombría y clásica bata de color gris: una prueba casi infalible que demuestra generalmente la inevitable tentación de la mente a asociar la condición homosexual masculina a un determinado estereotipo color rosa.

El papel de Lautaro comparte algo similar a lo ocurrido en el recuerdo de McGregor, aunque aquí y ahora anclado en la realidad concreta y no ya en la rememoración: la marcación a la que parece responder Puig no se retira por completo de la imagen y los comportamientos típicos del homosexual televisivo estereotipado, previsible y reconocible: ferviente amante de las ropas rosadas, de modales refinados y delicados, portador de un anillo dorado en el dedo meñique, siempre elegante e impecable en su actitudes amaneradas e histriónicas, y armado con moderadas cuotas de frivolidad, inocencia y sutiles maquillajes faciales.

Pareciera ser que en Solamente vos los tiempos no han cambiado demasiado, ni las convenciones o los estereotipos revisados ni resignificados a lo largo de los años junto a la diversidad sexual creciente a lo largo del globo y de las pantallas que, en sus diferentes miradas, lo proyectan. La imagen que en la tira de Suar devuelve el televisor argentino sobre la homosexualidad masculina, aunque un tanto más moderada, no logra despegarse demasiado de aquel frivolizado homosexual interpretado por Hugo Arana en los años ochenta, más conocido como "Huguito Araña", en la comedia nocturna "Matrimonios y algo más". La regla del estereotipo homo televisivo de Puig parece ubicarse cómodamente en el estándar y sin demasiados cuestionamientos ni replanteos, consecuentemente reflejados también en las pantallas del cine y la televisión de nuestro país y de todo el mundo.

Al personaje que construye Puig en Solamente vos, la contracultura y las constantes resignificaciones de los modos de asumir y vivir la homosexualidad parecen haberle pasado completamente desapercibidas. No obstante tal situación, en el argumento de esta tira diaria existe una suerte de resarcimiento para con él ante tanto facilismo: Lautaro claramente goza de una ventaja sobre el resto de los personajes, al ser el único de ellos que puede ejercer plenamente la libertad de ser él mismo, de sincerarse completamente gracias a la honestidad que le permite vivir sin tapujos su historia personal, su relación con su familia, la búsqueda de un amor genuino y la realización de su sexualidad presente y pasada. Puig va creciendo paso a paso en cada capítulo de la tira y, como contraste de esa construcción identitaria un tanto más obvia que honda, la integridad de su vida y de su amplia experiencia, sumada a su honestidad intelectual y sexual con respecto a sí mismo y al entorno que lo rodea lo convierte, en más de una oportunidad, en el eje de la resolución de los permanentes conflictos y crisis por las que atraviesan todas las restantes parejas que conforman el elenco.

Permitirse construir una caracterización de la homosexualidad menos prefabricada y menos acartonada para los televidentes, en la cual puedan convivir las infinitas formas de reconocerse y pensarse, alejándose de los manuales de uso en desuso, dejar descandar a los estereotipos televisivos de la homosexualidad masculina, en pos de una opción más inteligente permitiría una mirada menos obtusa, más sorprendente y hasta más entretenida, ya que de entretenimiento se trata.

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