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Sí, todavía existe el closet y tanto que aunque muchas personas crean que están afuera, a veces el closet sigue prendido, como caparazón. La noticia de la salida de Jason Collins despierta este recuerdo de infancia y también este ABC de la salida que trata de sortear las propias vueltas de llave.
› Por Andy West
Un compañero me dijo “puto”. Todos se rieron. Y entonces me dije a mí mismo “sos”. En un tono tonto me dije “sos gay”. Y eso fue todo. Había salido del closet pero sólo ante mí mismo.
Pasarían otros dos años antes de que le dijera la verdad a alguien más. Pensé que mis padres iban a rechazarme. Esperaba ser el blanco de las bromas de mis amigos y ser golpeado por extraños. Y, sin embargo, fui instantáneamente aceptado por todo el mundo, sin cuestionamientos. Lo sé, tuve suerte. Aún así pienso que todos los gays y lesbianas del Reino Unido deberían salir, independientemente de la respuesta que teman recibir. Sí que es atemorizante pero también es necesario. Mientras gays y lesbianas sigan recluyéndose ellos mismos en el silencio seguirá habiendo prejuicios contra la comunidad en su conjunto. Mientras tanto, el ignorante permanece envuelto en la pretensión de que su fanatismo es aceptable. Las futuras generaciones continuarán creyendo que sentirse como se sienten es extraño y vergonzoso. Gays reprimidos continuarán atrapados y envenenados convirtiéndose ellos mismos en los peores homofóbicos. Plantarse y declarar que sos gay, no es sólo para vos mismo, es para todos.
Sé que hay serias razones por las cuales gays y lesbianas se sienten imposibilitados de salir. Portazos en la cara y maltrato emocional. A veces, también violencia. No estoy criticando a estas personas, tampoco los estoy juzgando. Estoy agradecido de haber crecido libre, sin la imposición de valores idiotas. A aquellos menos afortunados los insto a escapar de su perdición sexual. Sus límites son un espejismo. Pueden ser libres. Nadie está obligado a vivir bajo el garrote de su cultura. Las leyes de nuestro país nos ofrecen todo un estilo de vida abiertamente gay. Así que a estar abierto. A ser honesto. Ser feliz. Ser gay.
Yo no estaba seguro de ser gay hasta que una chica increíble me invitó a su departamento en mi época de estudiante universitario. Y nos obligué a ambos a mirar un VHS del libro de Roald Dahl, Las brujas, desde el principio hasta el final. Todo para esquivar el sexo. A la mañana siguiente me fui de su casa sabiendo que no me gustaban las mujeres. Mientras cruzaba la calle por el Preston City Centre vi a un chico con shorcito y una remera amplia en la otra vereda. Aumenté mi velocidad y crucé en diagonal para poder seguirlo. Ese fue uno de los hechos que me hizo estar seguro de que era gay. Salí del closet esta misma mañana. Hay que preguntarse lo siguiente: Si vas caminando por una calle llena de gente, ¿quiénes te hacen desviar la mirada? ¿Los hombres o las mujeres?
Fijate en alguna revista de chimentos. ¿Qué es lo que atrapa tu mirada? ¿Shorcitos o bikinis? ¿Tetas o pectorales? Olvidate de lo que quisieras encontrar atractivo, sé honesto con vos mismo. Si sos gay, sos gay. No vas a cambiar y tampoco es una elección. Tenés que aceptar ese simple hecho. De lo contrario les permitís a otros socavar tu derecho de ser abierto acerca de quién sos.
Eso es irrelevante. Sos gay quieras o no.
Están quienes dicen que no hay necesidad de que todo el mundo salga del closet. Si tu sexualidad es privada, ¿por qué deberían saber de ella tus amigos, colegas y parientes? Nadie te está forzando a hacerlo. Sos libre para vivir una mentira si ésa es tu elección. Pero preguntate esto: ¿por qué deberías esconder quién sos?
No sirve de nada fingir. Tus compañeros de trabajo van a estar buscando claves sobre tu sexualidad y tus seres queridos van a estar mirando todos tus movimientos. Algunos tal vez esperen la confirmación de que sos “normal”. O aún más, si conocés personas que son anti-gay, deberías cuestionar su fanatismo y confrontarlos con su sexualidad. Los gays son el mejor antídoto para la homofobia. Quedándote en el closet, estás tolerando sus prejuicios. Mientras más de nosotros estén de pie y puedan ser contados, más seguros estamos.
No conozco a nadie que haya sido rechazado en forma permanente, aunque, claro, puede pasar. Sí sé de personas a las que se les ha ordenado que nunca mencionen el tema de su sexualidad de nuevo. También sé de gente a quienes se les ha pedido que se muden de casa. Y también sé de personas a las que se les han regalado libros sobre “su enfermedad”. No cometamos errores. En estos casos ellos fueron víctimas de maltrato. Y, sin embargo, ninguno de ellos se ha arrepentido de haber salido. Y lo que es más: la mayoría de estos padres que los cuestionaron ahora están cómodos con la situación. Tus padres pueden dar sentido a la sexualidad de cualquier manera que elijan. Por lo menos podrás decirte a vos mismo que fuiste honesto sobre tu sexualidad con vos mismo y con ellos.
Si tus padres toman la extraordinariamente autodefensiva y cruel decisión de echarte de sus vidas, entonces (y te digo esto dándote un abrazo) son ignorantes, idiotas desagradables que, en primer lugar, no merecen conocerte. Es mejor olvidarlos. Va a haber mucha gente dispuesta a amarte en lugar de ellos. Sé que es fácil para mí escribir estas cosas. La idea de perder a los padres es una de las más aterradoras. Pero una respuesta tan absurdamente miope es nada menos que una terrible crueldad emocional y vos valés más que eso. Los gays deben dejar de hacerle el juego al intolerante. Vos sos gay. Ese es el hecho. Tienen que aceptarlo. No hay otra opción.
Una de las cosas más comunes que les escuché decir a mis amigos durante el proceso del coming out fue: “Le conté a mi mamá pero me dijo que mejor no le diga a mi papá”. No te puedo decir cuánto me enoja. ¿Cómo alguien se puede atrever a decirte cómo salir? Esto no ayuda. No es un apoyo. Esto es control y es absolutamente sospechoso de su parte. Tal vez los parientes que te dicen esto están realmente preocupados por tu bienestar. Pero lo más probable es que te lo digan por egoísmo y que estén más preocupados por mantener calmo el clima familiar. Ya no sos un niño y no tienen derecho a mantenerse en el limbo. Necesitan que alguien les diga que salir o no salir no tiene nada que ver con ellos. No es su elección, es tuya.
Vos vas a salir porque sos gay y si alguien tiene algún problema con eso que se lo guarde. No hay que complacer a la gente de mente limitada y prejuiciosa. Menos “protegerlos” de la realidad como si tuvieran derecho a ser crueles. Tenés derecho a salir y si tu familia no te apoya, qué vergüenza por ellos, pero vos vas a hacerlo de todos modos.
Si ponés la religión por encima de tus sentimientos, pobre de vos. Si la religión de otro es la que te está deteniendo, no dejes que las creencias de otros te persuadan de tu realidad. Los demás tienen derecho a elegir su religión. Vos tenés derecho a ser quien sos.
Eso es lo que yo pensaba hasta que salí y de pronto mi mejor amigo siguió mis pasos. Y aunque todos tus amigos sean hétero, igual te van a aceptar por lo que sos. Conozco un buen número de hombres gays en cuyos grupos de amigos predominan los hétero. Ellos pasaron de ser el muchacho raro que nunca tenía sexo a la divertida mascota y símbolo gay del grupo. Ese tampoco es el ideal, pero los hombres hétero suelen ser así. Siempre están en la búsqueda de “mascotas”. Y mejor si estas mascotas son gay. Andy el frígido, Andy el virgen. Si tus amigos te rechazan por ser gay, entonces vas a necesitar nuevos amigos, y los vas a encontrar muy pronto una vez que se sientas cómodo con lo que sos.
No sos normal. Normal es lo que es la mayoría de la gente. La mayoría de la gente es hétero. Vos sos gay. Eso te hace mejor que normal. En serio, ¿quién quiere ser normal, de todas formas? Aceptalo.
Vas a poder tener una familia con tu pareja. O tal vez no. Los mejores padres son esos a los que les llevó un tiempo estar felices con ellos mismos antes de armar una familia. Nunca se puede lograr desde dentro del armario. Es posible que desee una esposa e hijos. Lo que no quiere es vivir una mentira. Lo que seguro no querés es una foto de tu torso en Grindr con la palabra “discreto” escrita en tu estómago. Lo que no querés es negociar tu felicidad y satisfacción (tu vida) a cambio de ejercicio vacío de “cacería de hogar”, procreación, conformismo y noches aburridas con alguien que usás como máscara involuntaria para tapar tu sexualidad. Afuera seguro hay alguna persona gay que va a poder hacerte mucho más feliz que una persona hétero, que sólo lo arruinará.
Si estás leyendo esto y sos una persona casada y viviendo una vida hétero, entonces, lo lamento. Siento mucho que no hayas podido salir cuando eras joven. No puedo imaginar lo difícil que debe ser. Espero que no haya sido demasiado triste. Espero que puedas querer mucho a tus hijos y que sepas que no es demasiado tarde. Tenés que salir. Tus hijos lo van a aceptar, siempre y cuando vos lo hagas. Los chicos no se preocupan por estas cosas, sólo los adultos le damos importancia. Si tus hijos son adolescentes, lo van a superar. Toda respuesta intolerante será un reflejo de tus propias fallas, no de tu sexualidad. Tu esposa o marido se van a enojar mucho o sentirán alivio. Tal vez sospechan la verdad. Ellos merecen estar con alguien a quien realmente le atraigan. Seguro lo o la querés, que no es lo mismo. El afecto cuenta pero la atracción sexual es importante. Y lo sabés por la pornografía que mirás secretamente en la computadora del trabajo y las fantasías que tenés en la oficina. La gente no te va a odiar por las mentiras que estuviste diciendo todo este tiempo. Te van a respetar por la verdad que por fin vas a estar confirmando.
Es más fácil ser parte de la “movida” gay si sos joven. Pero hay muchas maneras de conocer gente. El mundo gay ha madurado. Hay muchos bares y clubes gays a los que podés ir o también vacaciones. Podés conocer a otras personas gay en sitios de citas pero eso ya lo sabés, ¿no?
El problema con el statu quo es que siempre está cambiando, te guste o no. Sí, el cambio puede ser desalentador, pero en la vida cotidiana hay cambios de un millón de maneras, incluso cuando parece que no estás haciendo nada. Cuanto más tiempo dejes las cosas como están, más atrás se quedarán. Cuanto más se toma el camino fácil, más difícil se vuelve.
Tu mundo no se encoge cuando salís del closet, se agranda y se ilumina. Lo prometo. Sí, no va a ser perfecto y va a haber dolor e incertidumbre al principio, tal vez algo de soledad. Pero nunca vas a poder ser verdaderamente feliz, mientras te sigas escondiendo y negando quién sos. Sé abierto. Sé honesto. Sé feliz. Sé gay.
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